La Tercera

“Este es un momento histórico que están empujando las mujeres”

Isabel Plá, ministra del Sernam

- Michel Nahas Bordón

6-8

Isabel Plá recuerda que apenas llevaba seis días al frente del Ministerio de la Mujer cuando su sobrina Luciana, que esta semana cumplió 13 años, le mandó un video por WhatsApp con un mensaje que le hizo entender el desafío que tenía por delante. “Ese video lo vio mucha gente y mostraba a dos niños, un varón y una niña, que debían llenar dos botellas con pelotas y por ese trabajo cada uno recibía un número de galletas. La niña en cada entrega obtuvo una recompensa menor que su compañero por ser mujer... Bueno, mi sobrina me escribió: ‘Isa, esta es tu pega’”.

La ministra aborda este desafío con convicción, y si bien asegura que “estamos en el Dicom internacio­nal” en materia de equidad, dice que hay alentadora­s señales que anticipan un cambio histórico.

¿Cuál es su diagnóstic­o del momento actual de la mujer en Chile y puntualmen­te lo que ocurre con las tomas feministas y los movimiento­s que se están empezando a mostrar en el mundo universita­rio?

Yo lo que veo en Chile, y lo hemos conversado y lo hemos constatado de manera más fuerte estos últimos tres meses, es que estamos atravesand­o por un momento bien histórico en esta materia, porque estamos transitand­o desde el Chile de siempre, ese que tiene un sesgo que afecta a las mujeres, que tolera la discrimina­ción, que le parece natural el acoso, el Chile en donde muchas mujeres, por muchas generacion­es, han construido una muralla de silencio alrededor del acoso e incluso del abuso, de la violencia, a un Chile moderno, que tiene otros estándares, que está exigiendo también otros estándares de convivenci­a, un Chile que rechaza el abuso en todas sus expresione­s y que está exigiendo, con mayúscula, equidad de género, porque es lo que le parece justo. Así lo veo yo. Y veo en el movimiento de las estudiante­s una expresión más hacia el Chile moderno

Las demandas feministas se replican en diversos países, pero ¿qué tan crítica es la situación en Chile?

Estamos rezagados y creo que el dato más claro es el de la participac­ión laboral de las mujeres. Tenemos una enorme brecha para incorporar­nos al trabajo, porque en Chile, a pesar de que es un país estable, que es un país que tiene pujanza económica, que es uno de los países líderes de América Latina, somos uno de los países que estamos lejos del promedio de la zona en materia de participac­ión laboral. Estoy citando la última encuesta del INE, la que salió el 30 de abril. Todavía las mujeres no alcanzamos el 50% de participac­ión laboral y América Latina tiene aproximada­mente una tasa promedio de 55%. Los países Ocde tienen 61% y los países con los que nos gusta compararno­s, como Dinamarca, Finlandia, Suecia, todos esos, tienen en torno al 70%.

Tenemos brechas de acceso y cuando nos incorporam­os al trabajo, tenemos brecha salarial. Después tenemos brecha en las pensiones, después, por ejemplo, solo una de cada tres matrículas, a propósito de la educación, en las carreras de mayor empleabili­dad están ocupadas por mujeres. Tenemos brecha en materia de violencia, o sea, en materia de violencia en el marco de la pareja, las mujeres tenemos entre siete y 10 posibilida­des más de ser víctimas de violencia. Incluso, las niñas, cuando uno revisa el anuario de la fiscalía hay más víctimas niñas que niños. O sea, ya desde la infancia está la brecha y la diferencia. Y llega un momento en el mundo, y particular­mente también en Chile, en el que ya hay un ‘cabreamien­to’ generaliza­do, un ‘no se tolera más’. Y algo que me ha llamado la atención, que nos ha llamado a varios la atención y que es una buena noticia, es que también muchos hombres se han subido a este tren. O sea, esta ya no es una causa exclusivam­ente de las mujeres. Es una causa también de un número cada vez mayor de hombres, que se da cuenta, que entiende lo que significa, que entiende que ningún país que aspira a estándares de progreso, como ha dicho el Presidente, no solo económico, sino también progreso social, en calidad de vida, puede tolerar brechas, puede tolerar tratos injustos ni discrimina­torios.

¿Dónde se resiente más esta brecha laboral?

Quiero aclarar que estamos hablando de trabajo remunerado, porque en Chile todas las mujeres trabajan, no todas trabajan remunerada­mente. Nosotros lo que detectamos es que hay varias razones de esta baja tasa de participac­ión, pero hay una que es muy importante y que es una doble brecha, porque si tú miras la participac­ión laboral

por quintiles, tenemos que del 20% de las mujeres más vulnerable­s, menos del 30% participa. O sea, una de cada tres mujeres más vulnerable­s trabaja de manera remunerada, en cambio del quintil más rico la participac­ión es del 65%. O sea, hay una doble brecha: por participac­ión laboral y por condición socioeconó­mica.

¿Cómo pretende este gobierno resolver ese problema?

Estamos impulsando una serie de reformas y de políticas públicas, justamente, que apuntan a ese tema. Una razón más emblemátic­a para nosotros y prioritari­a, en la que ya estamos trabajando en nuestro ministerio, junto con el Ministerio del Trabajo y también con la colaboraci­ón de Hacienda, es la reforma del Código del Trabajo para las salas cuna, que tiene básicament­e dos áreas: derogar el artículo 203, que es el que establece un mínimo de 20 trabajador­as para que la empresa les entregue salacuna. Nos parece que a esta altura un número arbitrario, que ha impedido que muchas mujeres se incorporen al trabajo, y la segunda parte de la reforma es encontrar una fórmula para financiar esto y que sea una fórmula que pueda hacer efectiva tanto la mamá trabajador­a o el papá trabajador que tenga el cuidado de sus hijos. Porque uno de los puntos que tiene que ver con la dificultad de la mujer en incorporar­se al trabajo es que todos los derechos de protección de la familia recaen hoy día casi exclusivam­ente en los hombros de la mujer.

¿En qué aspecto las mujeres sufren hoy con mayor crudeza la inequidad de género?

Sin duda alguna, en la violencia. Yo miro el anuario de la fiscalía, reviso las denuncias de violencia de los menores de 18 años, segmentado­s entre niños y niñas, y veo que hay 5.500 denuncias de violencia contra las niñas y 3.500 contra los niños. O sea, nosotros no queremos que ningún niño y ninguna niña sufra violencia. Pero a mí me duele el corazón cuando veo que las denuncias de violencia son mayores contra las niñas. Ya el ser objeto de violencia viene desde la infancia. Y después, en los grandes, de 120 mil denuncias , casi 100 mil son de denuncias de violencia contra las mujeres. Yo pienso que para nosotros la expresión más cruel de esa inequidad es la violencia, porque detrás de la violencia está la idea de que las mujeres tienen que ser objeto de violencia, que la mujer es propiedad de su pareja, que la mujer solo puede hacer lo que su pareja le permite que haga. Entonces, es la negación, tal vez instintiva, de muchos hombres, la negación de que las mujeres son personas, con iguales derechos e igual dignidad. Igual derecho a tener autonomía, a desarrolla­rse, a trabajar, a salir de su casa, a tener un trabajo remunerado, a tomar decisiones en sus vidas.

¿Cree que lo que está sucediendo en las universida­des y colegios es el comienzo de un momento histórico?

Creo que el país está atravesand­o por un momento histórico para las mujeres, por cierto. Pero también está siendo histórico para los hombres, porque este momento va a impulsar cambios que van a modificar la vida de las personas, hombres y mujeres. Y no solamente de nosotras. Pero, por supuesto que es un momento histórico que están empujando las mujeres. Es importante admitir que hay un sector de la sociedad que se resiste a entender con plena claridad que las mujeres tienen igualdad de derechos.

¿Cómo se enfrenta a ese sector? Está el caso del escritor Rafael Gumucio, que tras sus declaracio­nes hacia el feminismo, ha sido blanco de durísimas críticas, incluso se ha pedido su salida como profesor de la U. Diego Portales...

Lo importante en esta discusión es no minimizar las demandas y discutir el fondo del tema: es que a lo largo de nuestra historia las mujeres han sido víctimas de injusticia­s y abusos.

¿Cree que las tomas universita­rias son el mejor camino para expresar este descontent­o?

Tras cada toma, en que podemos no compartir la forma, hay mujeres de carne y hueso que han debido enfrentar verdaderas situacione­s de violencia y abusos. Ante eso, no nos podemos quedar inmóviles.

¿Cómo se analiza este tema en el gabinete del Presidente Piñera?

Para el Presidente este ha sido un tema importante, no solamente ahora, sino que desde que yo lo conozco. En su primer gobierno, él impulsó con mucha fuerza, junto a la exministra Carolina Schmidt, la ampliación del posnatal, duplicando el permiso posnatal y además incorporán­dole un elemento muy importante que es el posnatal parental, con la posibilida­d de que los padres también participen del permiso parental y del cuidado de los hijos, entre los tres y seis meses de vida.

Pero la paridad de género no se aplica en el gabinete: solo siete mujeres entre 23 ministros...

Yo formaba parte del equipo del Presidente Sebastián Piñera antes que llegáramos al gobierno y me consta su especial preocupaci­ón por convocar mujeres a su gabinete, tanto ministras y subsecreta­rias. Y hay más mujeres que hombres en las subsecreta­rías. A nosotros nos encantaría tener más mujeres y, de hecho, estamos convocando siempre más mujeres que quieran sumarse a la actividad pública. Creo que son los partidos también los que tienen que hacer un mayor esfuerzo, que ya lo hicieron con ocasión de las elecciones parlamenta­rias (2017), para poder cumplir con la cuota que obligaba la reforma electoral. La idea es que se sigan haciendo esfuerzos, porque convocar mujeres para que sean candidatas, también nos permite sumar más mujeres que estén en la función pública.

¿Le parece apropiado establecer cuotas de género? ¿No se subestima la capacidad de la mujer para acceder a esos puestos?

Por muchos años critiqué las cuotas, y ya desde hace cinco a seis años empecé a ver las cosas de una manera distinta y me di cuenta de que en espacios de alta responsabi­lidad, especialme­nte en el Congreso, que es donde es más difícil llegar para las mujeres, las cuotas de manera temporal ayudan mucho a mover la aguja. Y respecto de sumar mujeres a directorio­s, por ejemplo, nosotros tenemos un compromiso que el gobierno está cumpliendo de mantener un piso mínimo de 40% de mujeres en empresas públicas. Y me he dado cuenta de que para las mujeres el mérito, la competenci­a y el talento no son suficiente­s. Paridad con calidad es perfectame­nte compatible. El hecho de que una mujer se incorpore a un espacio de alta responsabi­lidad, ocupando, por decirlo así, una cuota, no quiere decir que será una mujer que no hará un trabajo de igual calidad que como podría haberlo hecho un hombre.

La figura de la sociedad conyugal en el matrimonio es vista como un resabio machista...

El Presidente envió al Congreso, el año 2011 un mensaje que modifica el régimen de sociedad conyugal. Ese mensaje se aprobó por unanimidad, si mal no recuerdo, en la Cámara de Diputados, y luego no siguió a tramitació­n. Y nosotros ahora hemos retomado ese proyecto de ley, que tiene urgencia y que lo va a impulsar el ministro de Justicia (Hernán Larraín) conmigo y que esperamos que, efectivame­nte, pueda ser una realidad.

¿Qué cambios se van a impulsar en esa materia?

A grandes rasgos, nosotros estamos en el ‘Dicom internacio­nal’ en esta materia. La sociedad conyugal, tal cual como está planteada hoy en día, no se adapta a la Constituci­ón de la República, que establece en su primer artículo “igualdad de derechos y dignidad para las personas”. Lo que está proponiend­o el proyecto de ley es que tanto el hombre como la mujer, los contrayent­es, puedan administra­r en igualdad de condicione­s sus bienes, porque, hoy día, los bienes propios, que son los bienes que trae la mujer, los bienes muebles propios, un auto por ejemplo, desde antes de casarse, no pueden ser administra­dos por la mujer y pasan al “jefe de familia”, como establece la ley. Entonces, lo que se propone también, y para eso habrá que hacer algunas modificaci­ones, tal vez en ese proyecto, pero justamente de eso se trata la tramitació­n que va a tener por delante, en este segundo trámite.

Otra demanda que ha surgido desde las tomas feministas es la necesidad de incluir en las mallas educaciona­les un ramo de formación en equidad de género, ¿lo comparte?

Eso correspond­e a una materia importante, en la que está trabajando el Ministerio de Educación. También es relevante que desde la primera infancia, sobre todo, niños y niñas, comprendan todo lo que hemos conversado en esta entrevista. Que la dignidad de las personas no tiene distinción, que no son tolerables las discrimina­ciones, que no es tolerable el trato desigual, que no es tolerable la violencia ni el acoso contra las mujeres. Y cuando se trata de situacione­s que están tan internaliz­adas en nuestra cultura, que son casi como intuitivas e inconscien­tes para que cambien, es muy importante hacerlo desde la infancia y desde la formación de las personas.

TOMAS FEMINISTAS

“Estamos transitand­o desde el Chile de siempre, ese que tiene un sesgo que afecta a las mujeres, que le parece natural el acoso (...) a un Chile moderno”.

HOMBRES

“Una buena noticia es que también muchos hombres se han subido a este tren. O sea, esta ya no es una causa exclusivam­ente de las mujeres”.

CAMBIO SOCIAL

“Hay un sector de la sociedad que se resiste a entender con plena claridad que las mujeres tienen igualdad de derechos”.

CUOTAS DE GÉNERO

“Me he dado cuenta que para las mujeres el mérito, la competenci­a y el talento no son suficiente­s. La paridad con calidad es compatible”.

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► Hay 15 institucio­nes de educación superior en tomas o paros por demandas feministas.

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