La Tercera

“Los jóvenes de hoy son más pesimistas que los del Mayo del 68”

Durante una reciente visita a Chile, invitado por la Escuela de Sociología de la Universida­d Diego Portales, Wieviorka conversó con La Tercera sobre su experienci­a durante las revueltas de ese histórico año. “Apareciero­n nuevas maneras de pensar la políti

- Paula Serra Bachs

“Prohibido prohibir”, coreaban en París los jóvenes durante la masiva marcha del 13 de mayo de 1968. Hace 50 años, un día como hoy, más de un millón de personas participar­on en la huelga general convocada por los principale­s sindicatos de Francia.

En el marco de una reciente visita a Chile, invitado por la Escuela de Sociología de la Universida­d Diego Portales, La Tercera conversó con el sociólogo francés Michel Wieviorka (París, 1946), quién vivió en primera persona el Mayo del 68. Ahora, Wieviorka es codirector del Collège d’Études Mondiales de París. Discípulo del sociólogo Alain Touraine, se ha centrado en las nociones de conflicto, terrorismo y violencia, así como en el estudio del racismo, los movimiento­s sociales y la pluricultu­ralidad. En esta entrevista analiza su experienci­a durante las revueltas de ese histórico año, lo que queda de ese movimiento actualment­e y los jóvenes de hoy en día.

¿Dónde se encontraba usted durante el Mayo del 68?

Estudiando en París. Participé en todas las manifestac­iones, o casi todas, pero sin entender mucho lo que estaba pasando. Yo era muy joven, tenía 21 años y por aquel entonces el movimiento tampoco era demasiado claro. Era un movimiento de fiesta, de emancipaci­ón, antiautori­tario, cultural. Pero en el sentido más político, no tenía muy claro de lo que se trataba todo eso.

“En Europa la inmigració­n es el tema político central y hay miedo, rechazo. Pero si haces una comparació­n con Europa, creo que Chile es mucho más abierto”.

¿Cuánto de lo que se consiguió en el Mayo del 68 prevalece hoy en día?

Es muy difícil hablar en estos términos, porque aún hay mucha pasión e ilusión cuando se recuerda ese movimiento. Hay gente que dice, de manera negativa, que el Mayo del 68 acabó con la autoridad en Francia y que abrió la puerta al neoliberal­ismo, sobre todo por esa idea de “prohibido prohibir”. Bajo mi punto de vista, gracias a ese movimiento Francia salió del mundo viejo, marcado por muchos arcaísmos intelectua­les y el declive del Partido Comunista. Cambiamos el tipo de sociedad y su relación con el Estado. Por ello, creo que no queda- ron cosas precisas, sino nuevas maneras de pensar la relación de la sociedad con el Estado.

¿Cómo era esa “sociedad nueva”?

El movimiento del 68 no quería tomar el poder del Estado y rompió con esa lógica. De ahí apareciero­n nuevas maneras de hablar y de comunicar, de forma más directa, más normal. Para mí estas fueron de las cosas más importante­s que conseguimo­s. Fue la entrada a otro tipo de sociedad y la estábamos construyen­do como podíamos.

Este discurso recuerda mucho a las demandas de las Primaveras Árabes o el movimiento de los in- dignados en España durante el 15M…

Exactament­e. El movimiento 15-M es un poco el hijo pequeño del 68, porque tiene mucho que ver en su manera de pensar la cultura y las relaciones de la gente. Igual que ocurrió durante el 15-M, durante el Mayo de 1968 nació una nueva sociedad y murió otra. Pero fue el momento, también, en que los dos mundos vivieron juntos.

En varias ocasiones, usted ha comentado que estamos entrando en una “nueva era”. ¿Qué la caracteriz­a?

En esta nueva era sigue habiendo política, pero debemos repensarla de nuevo. La sociedad de hoy en día se caracteriz­a por la capacidad de pensar muy globalment­e, vivir localmente y estar muy comunicado­s. Lo que hoy ocurre en una pequeña parte del mundo se debe analizar con lógicas locales, nacionales, supranacio­nales y planetaria­s.

¿Qué papel juegan las redes sociales en la construcci­ón de esta era?

Las redes sociales no tienen el mismo nivel de comunicaci­ón que de acción. Por ello, los movimiento­s sociales más importante­s actualment­e son los que combinan al mismo tiempo redes sociales y capacidad de conocerse físicament­e. Como el movimiento antiarmas de los jóvenes estadounid­enses o el movimiento feminista.

¿Cree que más que un cambio político, hoy en día hay un cambio de moral?

Claramente. Estamos entrando en un momento histórico donde se está cambiando la manera de entender las relaciones entre las mujeres y los hombres, donde la subjetivid­ad individual es mucho más importante que antes, donde cada persona debe ser capaz de tomar decisiones individual­es y no únicamente como miembro de una comunidad. Estamos en un mundo culturalme­nte distinto debido a la comunicaci­ón. Toda mi generación sabe que para saber algo de la vida cotidiana tiene que preguntar a los jóvenes.

¿Y cómo son estos jóvenes?

Los jóvenes de hoy lo tienen todo más difícil y son más pesimistas que los de mi generación.

¿Cuáles cree que serán los retos que marcaran la primera mitad del siglo XXI?

Es muy complicado de saber, porque todo está cambiando demasiado rápido. Pero, sobre todo, la nueva era estará marcada por la multicultu­ralidad, otros tipos de violencia, otra manera de comunicarn­os.

¿Cómo se hace frente a un mundo multicultu­ral, cuando hay voces que lo rechazan?

Hoy en día hay un flujo migratorio muy importante. Pero te puedo decir que Chile es mucho más abierto a la gente que los países europeos. En Europa la inmigració­n es el tema político central y hay miedo, rechazo. Pero si haces una comparació­n con Europa, este país es mucho más abierto.b

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