La Tercera

La gran final, capítulo 4

Golden State venció por 92-101 a Houston Rockets. Así, el equipo de Curry y Durant repite nuevamente la final ante los Cavs de LeBron James.

- C. Caamaño

Al concluir el segundo cuarto, muchos texanos preparaban la fiesta. Con algo de temor, eso sí, porque aunque los Houston Rockets vencían por 45-43 tenía al frente a un rival como Golden State Warriors, acostumbra­do a disputar segundas mitades, y sobre todos terceros cuartos, memorables.

Y así nomás fue, pues en la tercera parte los california­nos se impusieron por 18 puntos de diferencia (15-33), con Stephen Curry asomando a tremendo nivel. Con ese traumático tramo, los locales parecieron aflojar, como pocas veces en una final de conferenci­a, en la parte postrera del partido.

Los Warriors se quedaron de este modo con la corona del Oeste y, a partir del jueves, se encontrará­n con unrival más que conocido si se trata de luchar por el anillo de campeón de la NBA: Cleveland Cavaliers, con lo que que se habían enfrentado en las tres finales de liga anteriores. Esa, ya era una marca histórica. Y ahora, por cuarta vez consecutiv­a, ponen la barra aún más alta.

Larga vida al Rey

El duelo por la corona enfrenta nuevamente a quienes son considerad­os los dos mejores de la liga: Kevin Durant y LeBron James.

Para este último, la tarea siempre ha sido dura, pues la sombra de Michael Jordan lo persigue desde el minuto en que apareció en la liga, hace más de 15 años.

Por eso, apenas consiguió la corona del Este ante los Celtics, apareciero­n los críticos para enrostrarl­e que aún estaba a tres anillos de campeón del ex escolta de los Bulls.

Lo cierto es que el domingo quedará como una de sus jornadas más gloriosas. No sólo por conducir a los Cavs a su cuarta final consecutiv­a de la liga ni menos por jugar los 48 minutos en Boston. Menos por participar en su octava final de liga. Simplement­e, porque a los 33 años sigue siendo el único capaz de ponerse a todo un equipo sobre los hombros y llevarlo a lo más alto.

Mientras el resto reune dos y hasta tres superestre­llas para competir, James se las arregla solo. En el duelo decisivo ante los Celtics faltó Kevin Love y aún así halló la forma de apagar al local, con la ayuda de muchos actores secundario­s, como Jeff Green.

Se encargó de demostrar su vigencia justo en su centésimo partido (nadie jugó más minutos que él en la temporada) y acabó con el invicto de Boston como local en estos playoffs con una actuación digna de Jordan: 35 puntos, 15 rebotes y nueve asistencia­s. Se transformó en el sexto jugador que jugará ocho finales de la NBA seguidas. Los otros cinco nombres que le acompañan son de los Celtics entre 1957 y 1969, cuando lograron 12 aparicione­s seguidas.

Y mientras sigue el debate sobre quién es el mejor de la historia, el Rey se prepara. Desde el jueves estará enfrentand­o una nueva final. Y gane o no el anillo, su leyenda sigue creciendo, digan lo que digan los fanáticos de Jordan. ●

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► Curry anota de bandeja ante la mirada resignada de Capela y Ariza.

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