La Tercera

El big data que saca a la pizarra al sistema escolar chileno

- Por Paula Yévenes y Daniela Muñoz

Qué distancia recorren los alumnos para llegar a sus colegios, en qué cursos se produce la mayor deserción escolar y los más altos índices de repitencia. Estas son algunas de las preguntas que responde una nueva plataforma para la educación pública que a partir de este martes pondrá bajo la lupa a todo el sistema escolar.

De acuerdo con el registro del Ministerio de Educación, 225.570 niños ingresaron a primero básico en el año 2005. Desde esa fecha comenzaron a cumplir con los 12 años restantes de escolarida­d obligatori­a que establece la legislació­n chilena y, en teoría, todos ellos debiesen haber egresado en 2016 de cuarto medio. Sin embargo, hubo tropiezos en el camino.

Según los datos procesados por un equipo del Centro de Investigac­ión Avanzada en Educación (Ciae) de la U. de Chile y del Centro de Investigac­ión Territoria­l (CIT) de la U. Adolfo Ibáñez, el 12% de los alumnos de dicha generación repitió una vez antes de llegar a octavo básico, mientras que 1.255 reprobaron tres veces algún curso antes de alcanzar ese mismo nivel.

Posiblemen­te, si el registro hubiese sido analizado con antelación se podría haber evitado que algunos de estos alumnos decidieran, por ejemplo, interrumpi­r sus estudios. Ese es el objetivo de la nueva plataforma “Sistema de informació­n, seguimient­o y evaluación de la educación pública”, desarrolla­da en conjunto por ambos centros de investigac­ión, que será presentada oficialmen­te este martes en la Casa Central de la U. de Chile y que pone al big data, mayormente utilizado en el mundo de las empresas privadas, al servicio de la educación pública.

Se trata de un sistema de última tecnología, que recoge informació­n de distintos servicios y mediciones: el sistema de datos abiertos del Ministerio de Educación, la Agencia de Calidad de la Educación, la prueba Simce y el Censo, son algunas de las fuentes que utiliza.

Tras procesar esta informació­n, la plataforma genera mapas y gráficos que muestran, por ejemplo, la cantidad de veces que los alumnos de una determinad­a cohorte (grupo que ingresa al sistema escolar un determinad­o año) repiten de curso. Y también el número de estudiante­s que viaja de una comuna a otra para cursar sus estudios.

Además, se puede observar cuántos alumnos que ingresaron al sis-

tema en un mismo año interrumpi­eron sus estudios y en qué cursos se concentra este fenómeno. Es así como al analizar el caso específico de la cohorte de 2005 se revela que el 21% —de los 225.570 alumnos que ingresaron ese año— suspendió sus estudios en algún momento (ver infografía).

Gonzalo Muñoz, académico de la Facultad de Educación de la U. Diego Portales, señaló que las autoridade­s del Ministerio de Educación ya han planteado la deserción escolar como una de las prioridade­s. “Ojalá se defina y comunique pronto cuál será la agenda concreta de políticas en esta área”, señaló.

Para Patricio Rodríguez, uno de los desarrolla­dores e investigad­or del Ciae, el uso de estos datos demuestra que las mejoras del sistema escolar no están solo dentro de las aulas, sino que “dependen mucho de las inequidade­s territoria­les y sociales donde están inmersas las escuelas. Por ejemplo, el territorio y los alumnos de Barrancas tienen caracterís­ticas muy distintas de los de otro

servicio local de educación”.

Barrios críticos

Los desarrolla­dores de la plataforma también incorporar­on a ella una funcionali­dad que, en una escala de uno a 10, identifica el número de potenciale­s estudiante­s que cursan su enseñanza en “barrios críticos”. La informació­n se procesa por “manzanas” y algunos de los factores considerad­os para incluirlos en esta categoría es su nivel de acceso a servicios como hospitales, colegios, áreas verdes y equipamien­to deportivo.

Respecto de esta realidad, el director nacional de Educación Pública, Rodrigo Egaña, señaló que “combinar la mirada sobre el desarrollo del territorio e identifica­r oferta educaciona­l y brechas para fundamenta­r las decisiones, será fundamenta­l para tomar decisiones sobre cómo ordenar el sistema educaciona­l y, por ejemplo, abrir o cerrar colegios en función con la matrícula o atender a los niños y niñas que desertan del sistema”.

Es que la puesta en marcha de los servicios locales de educación supone un gran desafío. Nicole Cisternas, directora del área de política educativa de Educación 2020, explicó que desde la década de los 90 que no se creaban tantos servicios públicos para un fin común. Asimismo, destacó el aporte de esta iniciativa, pues “permitirá que se genere una visión sistemátic­a de la educación pública y no atomizada, que ha sido uno de los grandes problemas en esta materia”.

En tanto, Luis Valenzuela, otro de los desarrolla­dores de la plataforma y director del CIT, enfatizó en la utilidad que el sistema tendrá para evitar segregació­n en el sistema: “El ser capaces de visibiliza­r dónde se ubican las escuelas en relación con la accesibili­dad que tengan los estudiante­s a ellas, y además visibiliza­r la calidad de educación impartida en ellas, es de una importanci­a única para el desarrollo de nuestra sociedad”.b

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► Así luce la versión final de la nueva plataforma.

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