El dispositivo que monitorea ballenas en tiempo real
Científicos probaron con éxito un “dron” submarino en la Patagonia para estudiar el ecosistema de estos cetáceos.
Campaña de conservación de ballenas utilizó por primera vez en Chile un sistema de monitoreo en tiempo real. El proyecto iniciado en abril por el Centro de Investigación Oceanográfica Copas Sur-Austral recabó información sobre la presencia de ballenas azules en la Patagonia chilena y su distribución en sistemas estaurinos, zonas donde se juntan los ríos y el mar, con el objetivo de iniciar estrategias de conservación.
La misión enmarcada en la iniciativa “ONR Whales in Estauries” logró monitorear en vivo la vocalización de ballenas azules y ballenas sei a través de un dispositivo denominado Glider, planeador similar a un dron submarino de pilotaje online que logró recabar información sobre las condiciones oceanográficas del hábitat de estas especies en peligro de extinción, en la zona del Golfo Corcovado, al sur de Chiloé.
“Este mecanismo no se había probado anteriormente en Chile, por lo que es el primer paso para desarrollar una red de alerta acústica de ballenas en toda la costa. Hemos demostrado con esta campaña que este sistema puede implementarse en el país, que funciona y que tenemos la capacidad científica y técnica para llevarlo a cabo, imitando el ejemplo de Estados Unidos en esta área en unos años más”, dice Susannah Buchan, investigadora a cargo del proyecto y oceanógrafa del Centro COPAS Sur-Austral de la Universidad de
Concepción.
A través de un sistema acústico y de sensores oceanográficos este robot autónomo planeó durante 15 días en las profundidades del océano, tomando muestras físicas y biológicas de las condiciones del mar y subiendo a la superficie cada dos horas para enviar información sobre la presencia de ballenas en la zona a través de una señal satelital.
Esta data servirá eventualmente para entender los procesos que explican la distribución de ballenas azules y sei en la zona y para descubrir qué factores inciden en la producción de su alimento en dichos sistemas estaurinos, con el objetivo final de desarrollar futuras estrategias de conservación dada la escasez de estas especies a nivel mundial.
“Tanto las poblaciones de ballenas azules como de ballenas sei han sido afectadas por la caza industrial, colisiones fatales con embarcaciones y la contaminación acústica de la zona. En sus más de 4.000 kilómetros de costa, Chile es lugar de avistamiento del 50% de las especies de cetáceos en el mundo, pero la información que manejamos demuestra que necesitamos mayor capacidad de monitoreo. Si no sabemos cómo están las condiciones ambientales antes de un varamiento, no podemos decir si hubo una perturbación ambiental que lo explique”, dice Buchan.
La campaña finalizada el 28 de abril se encuentra actualmente en una etapa de análisis preliminar, información que utilizarán para repetir un proyecto más extenso durante el próximo año.
“Eso es un gran hito dirigido a la toma de decisiones. Ahora tenemos información en tiempo real sobre la ubicación de las ballenas y sobre el estado de las condiciones oceanográficas. Si bien esta fue una campaña piloto para demostrar el funcionamiento de esta tecnología, estamos comenzando los preparativos desde ya para iniciar una campaña mucho más extensa el próximo verano”, dice Buchan.