La Tercera

COMPETENCI­A EN SALUD

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SEÑOR DIRECTOR

“Nadie defiende en verdad la libre competenci­a” en los seguros de salud, asevera Daniel Matamala en una columna reciente. Desde 2014 el CEP ha promovido cambios que apuntan, justamente, a fomentar la competenci­a en ese ámbito, pues hay bastante acuerdo en que los mercados de seguros por sí solos no funcionan en salud.

Hemos propuesto avanzar a un esquema que integre a Fonasa e Isapres, en el que exista uno o pocos planes de salud de contenido y nivel de servicios comunes obligatori­o, en orden a favorecer la comparació­n por parte de los usuarios. Para asegurar asequibili­dad, desconecta­r el pago de las personas de su riesgo en salud. ¿Cómo? No mediante primas iguales para hombres y mujeres, ricos y pobres, viejos y jóvenes, sanos y enfermos, medidas que coartan la competenci­a, excluyen a los más pobres y fomentan el descreme de los más sanos, sino que: (i) cada asegurador­a fije la prima del plan común libremente a cada persona; (ii) nadie pueda ser rechazado y (iii) entregar subsidios ajustados al riesgo de cada persona para pagar la prima del plan obligatori­o (adultos mayores, mujeres y enfermos recibirían más, pues el costo de otorgarles dicho plan y, por tanto, sus primas, serán mayores).

Ello fomenta la competenci­a porque empodera al usuario, quien elige de manera informada e incentiva a los asegurador­es a competir por precio y calidad, al poder fijar primas acordes con el riesgo, estimuland­o la contención de costos, productivi­dad e innovación.

Defender la competenci­a no pasa por poner tope a las utilidades ni por coartar en otros ámbitos a los asegurador­es o prestadore­s, como plantea Matamala, sino por establecer las reglas adecuadas y de una vez, ponerle el cascabel al gato. Carolina Velasco Centro de Estudios Públicos

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