La Tercera

El inestable escenario político en Italia y España

La fragilidad política del nuevo gobierno español y el impredecib­le pacto entre populistas y nacionalis­tas en Italia abren un incierto panorama en la UE.

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El fantasma de la inestabili­dad ha vuelto a instalarse en el sur de Europa. Si bien por razones distintas, los acontecimi­entos de los últimos días en Italia y España abren un panorama cuyo desenlace resulta difícil de prever, pero que volvió a encender las alarmas de una Unión Europeo que intentaba recuperar la normalidad tras comenzar a definir las condicione­s del Brexit y acostumbra­rse al nuevo tono de sus relaciones con Estados Unidos. Un escenario que, además, introduce un elemento disonante en una economía mundial que viene mostrando señales positivas, con un crecimient­o que “ha ganado fuerza y amplitud”, según el FMI, entre otras razones, por los buenos indicadore­s mostrados por la zona euro, cuyas proyeccion­es de crecimient­o para 2018 venían en alza, pasando de un 2,2% a comienzos de año a un 2,4% en abril.

El escenario más inquietant­e parece ser el italiano, donde por primera vez desde el nacimiento de la República tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, asumió un gobierno sustentado en partidos ajenos al establishm­ent político tradiciona­l y guiados por discursos populistas. Sin bien Italia ha sabido convivir con la inestabili­dad -y los 65 gobiernos en poco más de 70 años así lo demuestran-, el arribo del Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la Liga al poder abre un panorama inédito no sólo por tratarse de dos partidos relativame­nte nuevos sino porque en su alianza de gobierno convergen visiones que se hallan en las antípodas del espectro político. Por ello, es difícil prever la estabilida­d de un Ejecutivo que, en los hechos, no es dirigido por el primer ministro, Giuseppe Conte, sino por los dos viceprimer ministros y líderes de ambos partidos, Matteo Salvini y Luigi di Maio.

A lo anterior se suma, además, el temor que los compromiso­s asumidos por el M5S y la Liga disparen el gasto público y el ya elevado déficit fiscal, debilitand­o aún más la frágil economía italiana. Un panorama que despierta inquietud consideran­do que tanto Salvini como Di Maio han sido férreos críticos de las directivas europeos, en especial en asuntos fiscales. Un hecho que adelanta una tensa relación entre Roma y Bruselas.

En el plano europeo, el caso español es muy distinto, porque el nuevo presidente, el socialista Pedro Sánchez, es un reconocido europeísta que, además, designó como su canciller a un firme defensor del pacto europeo como Josep Borrell. Pero ello no basta para contener la inquietud que también han despertado en Bruselas los últimos sucesos acaecidos en España.

No estamos aquí frente a un gobierno populista como en Italia, pero sí ante un Ejecutivo cuya base de apoyo es extremadam­ente frágil y que surgió del voto de censura a la anterior administra­ción de Mariano Rajoy –producto del escándalo de corrupción que sacude al PP. El respaldo del gobierno de Sánchez se sustenta en la oposición a Rajoy, y allí conviven desde la izquierda populista de Podemos hasta los nacionalis­tas vascos y catalanes. El Psoe, además, tiene menos de un tercio de los 350 escaños del Parlamento. Una fragilidad que preocupa por las eventuales concesione­s que podría estar dispuesto a hacer el gobierno de Sánchez para sobrevivir – en especial frente a las presiones secesionis­tas de Cataluñay que también pone en duda su capacidad para mantener el positivo ritmo que venía mostrado la economía española.

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