Sacerdote que se reunió con el Papa: “Regresamos con mucha esperanza”
Eugenio de la Fuente fue uno de los seis presbíteros y dos laicos que fueron invitados al Vaticano.
Ayer regresaron los últimos sacerdotes del grupo de seis religiosos y dos laicos que el reciente fin de semana fueron invitados por el Papa Francisco a alojar en la Residencia de Santa Marta, en el Vaticano. La idea del Pontífice era escuchar su testimonio, como víctimas de Karadima y acompañantes de otros afectados por el expárroco de El Bosque.
Pasadas las 7 horas arribaron los presbíteros Eugenio de la Fuente, Sergio Cobo y Alejandro Vial. Francisco Javier Astaburuaga ya había retornado el lunes.
“El tema de las renuncias (de los obispos) él lo maneja muy personalmente, por respeto a todos los involucrados. La sensación que me da, por lo que el Papa ha dicho públicamente, es que hay un tema más de fondo, que no se soluciona solo con cambios de personas, pero que sí se requieren cambios de personas. Creo que dentro de las medidas de corto plazo que ha anunciado, probablemente va a haber algunos anuncios”, expresó De la Fuente.
El sacerdote también se reconoció satisfecho con el viaje. “El hecho de que nos haya invitado el Papa ya es súper fuerte. Para un sacerdote es una alegría por sí sola. Y uno va expectante. En cuanto a los encuentros, estos fueron muy reposados, yo pude contar mi experiencia con absoluta tranquilidad y tiempo, la empatía con que me escuchó me dejó muy confortado. El tema del abuso de conciencia es algo profundo. Y regresamos con mucha esperanza de ver que el Papa tiene todo su corazón puesto en ayudar a la Iglesia chilena”.
Otro de los sacerdotes que viajaron, Francisco Javier Astaburuaga, dijo que “el problema de la Iglesia en Chile va más allá del caso de monseñor Juan Barros. Y eso quedó de manifiesto en la misión especial de monseñor Scicluna en febrero pasado. Es decir, la información por ellos recabada dejó en claro que existían graves problemas en la Iglesia chilena y no solo en la diócesis de Osorno. Se está abordando el problema de manera global, de modo que una visión de conjunto permita despejar el camino, abriendo las puertas a la comunión eclesial que se ha roto y que se debe restaurar”.b