El escorpión sobre la rana
Esta semana la prensa “tradicional” (la que investiga, chequea sus fuentes e informa) hizo su pega y nos reveló el numerito de Bitran. Porque si bien el episodio SQM está marcado por el descaro del exyerno (dicen que pocas cosas molestan más a Ponce que el continuo recuerdo de sus antiguos lazos matrimoniales), lo cierto es que el autogol corrió por cuenta del exvicepresidente ejecutivo de la Corfo.
Y después de que La Tercera publicó el golpe, apareció el sinfín de estrellitas del pseudo periodismo que, a falta de reporteo, se especializan en la sobrevalorada tarea de la opinología. Y opinaron y apuntaron a Ponce (lo más fácil y obvio, por supuesto) y al directorio y a los empresarios en general y bla,bla,bla. Hasta ese momento, Bitran era aún un héroe, dolido y traicionado por las personalidades que conforman la mesa directiva de la minera.
Entonces, una vez más, la prensa hizo su pega y dejó en evidencia que Mr. Bitran, al menos en su faceta de negociador, es aún un niño de pecho. Y vamos reculando el enjambre de opinólogos, porque Ponce no hizo más que honrar su naturaleza, como el escorpión sobre la rana. Pero el responsable de la Corfo, -el que defendería los intereses de los chilenos frente al brutal exyerno- fue, por decir lo menos, pavo.
Ponce, el hombre que con el gentil auspicio de Büchi se hizo del control de SQM, el mismo que –al mando de Conaf- encabezó la contrarreforma agraria que volvió a quitar a los mapuches lo que Cornelio ya les había robado una vez. Ese Ponce tenía todas las chances de ganar y, que me disculpen los opinólogos y opinólogas de la TV, pero hace bastante sentido que el directorio lo quisiera como asesor.
Porque puede ser que se hiciera de SQM de mala forma, que lucrara de contratos bien desequilibrados a su favor y que su vida empresarial esté más llena de días oscuros que de alegres amaneceres primaverales. Pero también es cierto que, junto a Contesse y de Solminihac, consiguieron que el mundo se volviera a interesar en un producto que, en su versión química, llevó a Chile a la quiebra.
No tengo idea cómo irá a terminar este lío, pero esta semana demostró que, antes de emitir juicios, es bueno contar hasta mil, esperar que decanten los hechos y que se muestren todas las cartas. De paso, no le pongan tantas fichas al litio, miren que abunda y hay países con mucho más potencial que nosotros.