DIPLOMACIA CON VENEZUELA
SEÑOR DIRECTOR
Si el gobierno se propone contribuir decisivamente a la transición democrática y al retorno de los derechos fundamentales en Venezuela, es imperativa la gestación de una política exterior que no se limite a meros asuntos consulares ni a la gestión diplomática multilateral. Debe también procurarse una política de largo alcance, que pueda trabajar tanto con el régimen chavista como con la oposición para obtener influencia en los acontecimientos que suceden en ese país.
Es importante mantener un diálogo diplomático al más alto nivel, puesto que ya sabemos que aislarlo de la OEA -tal y como se hizo con Cuba en 1962- no constituye ni un avance democrático ni ayuda a la oposición. Concretamente, tal como se mantiene al embajador en Cuba debería suceder con Venezuela; no para legitimar unas elecciones espurias, sino para llevar adelante los objetivos propuestos por las autoridades del Ejecutivo.
La experiencia cubana demuestra fehacientemente que aislar a un país puede incluso fortalecer al régimen, si posee apoyo de potencias foráneas. El régimen de Maduro cuenta con suficiente respaldo internacional -equivalente al otrora apoyo soviéticopara subsistir y, por tanto, urge una diplomacia que dialogue con todos los actores involucrados, sin distinciones ni prejuicios. Jaime Pinto Kaliski Doctor en Ciencia Política