La Tercera

Los efectos en Chile de un Mundial sin La Roja

Parte la cita futbolísti­ca en Rusia y expertos analizan cómo impacta en el ánimo nacional estar ausentes de ella. Comercio desestima menores ventas.

- Paulina Sepúlveda Garrido

2-3

Ser catalogada como la mejor selección que Chile ha tenido en la historia no bastó. El 10 de octubre de 2017, figuras como Claudio Bravo, Arturo Vidal, Alexis Sánchez y Gary Medel quedaban fuera de la Copa del Mundo de Rusia 2018. Chile era eliminado ante Brasil y así también la ilusión de un país ya acostumbra­do a triunfos, que verá cómo mañana comienza el campeonato (ver págs. 27-30) sin la Roja.

“Fue una caída dura”, señala Rodrigo Figueroa, académico de Sociología de la U. de Chile y entrenador del Club Barnechea (serie Sub 14). Al momento de su derrota la selección estaba dentro de las 10 mejores del mundo, “las expectativ­as eran que, de llegar a Rusia, sí o sí pasaban la primera ronda”, dice.

Chile había asistido a dos mundiales consecutiv­os (Sudáfrica y Brasil) y había obtenido dos inéditas Copa América, triunfos que coronaron el momento cúlmine de una serie de hitos. “La mejor economía de la región, el país más seguro, menos corrupto, etc. A todos esos éxitos que nos hacían ser ‘el país líder’ de la región, faltaba lo deportivo. Es parte de nuestra construcci­ón chauvinist­a de ser los líderes de la región”, explica Cristián Doña, sociólogo del Instituto de Investigac­ión en Ciencias Sociales de la U. Diego Portales.

Por ello, la eliminació­n dio paso a una fuerte frustració­n social, explica Figueroa. Lo que se ha acrecentad­o al ser blanco de burlas. “Durante 10 años estuvimos muy cerca y experiment­amos el ganar. Pero lo manejamos con mucha soberbia y generamos anticuerpo­s en el resto de la naciones, como Argentina, que nos recuerda que no estamos en el Mundial”, dice.

Ad portas de partir la Copa Mundial, ese sabor amargo permanece. “Afecta mucho, si pensáramos que la selección es el único espacio donde cobra importanci­a la nación”, comenta Diego Vilches, historiado­r y autor del libro, Del Chile de los triunfos morales al Chile, país ganador. La identidad na-

cional y la selección chilena de fútbol durante la dictadura militar (1973-1989), que analiza el discurso de la prensa deportiva en ese período.

En paralelo a la frustració­n, un estudio de GfK Adimark revela que el porcentaje de chilenos que dice que no les gusta el fútbol aumentó de 15% a 28% entre 2014 y 2018.

Identidad nacional

Según Vilches, “en el Chile neoliberal, en que más que compatriot­as, los chilenos compiten entre sí, la selección es uno de los pocos espacios en que nos sentimos chilenos. El Mundial era un espacio para que se reprodujer­a ese discurso de lo nacional y, justamente, Chile no va a estar. Eso genera frustracio­nes”.

La identifica­ción con el fútbol no es casual, añade Doña. La selección es usada como representa­nte de la chilenidad. “Es una muestra de nuestra identidad nacional, con todas sus cosas positivas y negativas. Es una parte central de nuestra ‘comunidad imaginada’ en la cual todos podemos estar de acuerdo. Es un símbolo como la bandera”.

La herida está entonces en la imagen de “campeones y ganadores”, acota Vilches. Concepto que hasta antes de 1980 no existía claramente vinculado al fútbol. “No fue

planificad­o, pero la dictadura tuvo un proyecto económico y también una expresión cultural con ciertos valores. El discurso triunfalis­ta impactó en las expectativ­as, valores y en la visión ética que existía en el país, transforma­ndo profundame­nte la identidad chilena”.

Transforma­ción que también vivió la selección. Chile fue uno de los fundadores del fútbol sudamerica­no en 1916, dice Vilches, y además participó en el primer Mundial de Fútbol de 1930. Sin embargo, “para 1974 los chilenos solo habían sumado participac­ión en los mundiales de Brasil, Inglaterra y Chile, y sus principale­s logros se reducían a dos subcampeon­atos continenta­les” (en la década del 50 y al tercer lugar de 1962).

En prensa se difundía la imagen de un selecciona­do débil y con una fuerza humilde internacio­nalmente. Pero para el Mundial de España en 1982 eso cambia. Coincidien­do con el discurso oficial, explica el historiado­r, que hablaba de una nación poderosa que transitaba aceleradam­ente al desarrollo. “El proceso de 1982 se caracteriz­ó por el triunfalis­mo extremo, mientras el entrenador nacional, Luis Santibáñez, aseguraba estar formando un equipo arrollador”.

A medida que se implementó y consolidó el proyecto de modernizac­ión neoliberal, dice Vilches, los triunfos morales ya no fueron suficiente­s. El episodio del “Cóndor” Rojas lo ejemplific­a. “Develó que hacia finales de los 80 para los chilenos era inaceptabl­e obtener un triunfo moral con la mayor potencia futbolísti­ca del mundo (Brasil)”.

Hoy estar fuera del Mundial, agrega Figueroa, permite observar y tomar conciencia de qué se puede cambiar. “El desafío más importante es que la Anfp entienda que los jugadores necesitan un entorno de entreneabi­lidad profesiona­l, para que el cambio entre Europa y Chile no sea tan radical. Es lo que está detrás del reclamo de Bravo, que se trate al selecciona­do nacional como un jugador de primer nivel”.

Para Vilches, se trata además de una oportunida­d para ver el fútbol desde un ángulo diferente al de la mentalidad ganadora. “Más cercano al estilo Bielsa, basado en el compañeris­mo, la mesura y una competitiv­idad necesaria”, recalca.b

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► Jorge Valdivia se lamenta tras el tercer gol de Brasil durante el partido clasificat­orio al Mundial de Rusia 2018 disputado en Sao Paulo, Brasil.

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