La Tercera

La tecnología da una mano

El partido entre galos y oceánicos estuvo marcado por la intervenci­ón del VAR, que decretó dos goles.

- Por Juan B. Marchant

Caprichoso el VAR. Inició el Mundial como un protagonis­ta más, a la altura de las máximas estrellas. La gran apuesta de la FIFA para Rusia 2018, no obstante, funcionaba hasta ayer en bajo perfil. Presente aunque oculto.

Esperó hasta el quinto partido para lucirse. Y vaya que lo hizo. Fue determinan­te en dos de los tres goles y extendió una mano a lo franceses, desesperad­os y decepciona­ntes. El minuto 57’ se transformó en un momento histórico para la historia del fútbol: el primer penal pitado en un Mundial gracias al videoarbit­raje.

Antoine Griezmann entró al área y por la barrida de Josh Risdon cayó de bruces de manera estrepitos­a. El árbitro uruguayo Andrés Cunha no compró la falta y permitió que continuara la jugada, aunque pronto fue advertido por Mauro Vigliano, primer asistente del VAR, de que había sido penal.

Como principal colegiado, Cunha podía creer en la informació­n o revisar él mismo las imágenes. Y optó por lo segundo. En su pequeño televisor observó cómo se rozaba el tobillo del ariete galo con el botín australian­o. Suficiente para decretar la pena máxima. Lo bastante como para marcar un hito.

Eso sí, cuatro minutos después la propia tecnología puso en apuros a al cuadro de Didier Deschamps. Cunha no reparó en una mano absurda de Samuel Umtiti dentro del área, pese a los reclamos airados de los oceánicos y a la claridad de la falta. El cotejo se detuvo lo suficiente como para que un aviso por intercomun­icador llegara al oído del sudamerica­no: era penal. Esta vez Cunha confió en sus asistentes y no revisó la jugada. Fue el 1-1.

Y cómo no, para el gol decisivo la tecnología también debía estar. En lo único que hizo en el partido, Pogba se abalanzó contra la defensa de los Socceroos y remató al arco. Su tiró se desvió describien­do una parábola tan ajustada que no le quedó claro a nadie si el balón había entrado o no. El referee, no obstante, lo supo de inmediato: en un instante su reloj, gracias a la tecnología en la línea de gol, le mostró la validez del remate del volante.

Francia se cobija en el software y salva el estreno. ●

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