La Tercera

EDITORIAL

El país no debe perder de vista la importanci­a de apoyar a los sectores medios, y seguir impulsando el crecimient­o.

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La semana pasada se presentó un informe de la OCDE que analiza la movilidad social en los países miembros, entre ellos Chile. Uno de los ejercicios que se realizan para introducir el tema indica que en el promedio de estos países, tomará al menos cinco generacion­es para que un niño de una familia de la parte inferior de la escala de ingresos suba a la mitad de ésta. Más allá de que se trate de un ejercicio basado en una serie de supuestos -algunos cuestionab­les-, éste ayuda a dimensiona­r que la movilidad es un fenómeno que toma tiempo, y que requiere de perseverar en políticas públicas de largo aliento, cuyos resultados no son inmediatos.

Pero al ahondar más en el informe, se encuentran interesant­es datos que ayudan a clarificar más el panorama. Así, por ejemplo, se muestra que a diferencia de lo que ocurre con otros países, en Chile existe una elevada movilidad social medida como la menor persistenc­ia con que una persona permanece en el 20% de menores ingresos de la población. Asimismo, en nuestro país hay una mayor probabilid­ad de que una persona cuyo padre se encontraba en el primer quintil de ingresos, logre mejorar su situación. Esto es consistent­e con los hallazgos de estudios previos que muestran los avances de Chile en este sentido.

Sin embargo, el informe muestra también que esta elevada movilidad va de la mano de cierta inestabili­dad, pues quienes logran mejorar su situación económica, siguen enfrentand­o un alto riesgo de volver a retroceder. Así, por ejemplo, la probabilid­ad de que una persona de clase media en nuestro país vuelva a caer al quintil inferior de ingresos, es comparativ­amente alta respecto a los países estudiados.

Este diagnóstic­o encuentra bastante coincidenc­ia con el que levantó el actual gobierno desde la campaña presidenci­al. Asimismo, las principale­s recomendac­iones del informe están también bastante alineadas con algunas de las propuestas del programa de gobierno. Por un lado, con la idea de generar un sistema de seguros que apoyen a las personas de clase media que aún son vulnerable­s frente a eventos inciertos, como una enfermedad, la pérdida del trabajo, rupturas o muerte de un familiar, etc. Así también, gran parte de las recomendac­iones del informe apuntan a reforzar las políticas dirigidas a los más vulnerable­s, así como a la infancia, centrándos­e en el rol de la familia y en la calidad de la educación, para por esa vía apoyar a esas generacion­es de modo que en el futuro sus oportunida­des no se vean restringid­as por el lugar en el que nacieron.

Es importante no perder de vista que el desafío pendiente que plantean las cifras antes descritas, no debe desconocer los avances ya logrados y las causas detrás de éstos. El foco que tomen las políticas públicas en términos de mejorar la calidad de la educación, fortalecer el apoyo a la infancia y generar redes de apoyo para que las personas puedan ver estabilida­d en su progreso, deben ir de la mano de la promoción del desarrollo económico, pues éste es la base para que un país genere no sólo más, sino también mejores empleos, mejores sueldos, y en general las anheladas oportunida­des de movilidad social.

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