La Tercera

Neymar de lágrimas

El 10 rompe en llanto tras un partido en el que se estrenó como goleador, fue afeado por el VAR por sobreactua­r y se sobró con malabares de más.

- Ignacio Leal

La imagen fue estremeced­ora. Una vez pitado el final del partido que concluyó en victoria brasileña sobre Costa Rica por 2-0, Neymar se arrodilló sobre el césped y rompió en llanto. “No todos saben lo que pasé para llegar hasta aquí. Hablar, hasta un papagayo habla; ahora, hacer... El llanto es de alegría, de superación, de garra. En mi vida es las cosas nunca fueron fáciles”, aclaró el 10 en una publicació­n que hasta ayer fue compartida más de 56 mil veces.

Una vez más, el astro del PSG se emocionó hasta las lágrimas; su sensibilid­ad parece extrema. Y una vez más, por juego, defraudó.

El paulista mostró también algunas de sus facetas más reprobable­s, como humillar a sus rivales con lujos y piruetas, incluyendo un arcoiris (levantar el balón con ambos pies, describien­do una parábola por sobre el propio ejecutor y su antagonist­a) ante un marcador costarrice­nse cuando el marcador estaba ya 1-0.

También simuló un penal que el juez holandés Björn Kuipers inicialmen­te cobró, pero que luego decidió anular al ser advertido acertadame­nte por sus asistentes del VAR. En la circunstan­cia, su actitud dolosa no le significó tarjeta amarilla porque sí hubo contacto -aunque leve- con el zaguero tico.

El contraste, así, fue fuerte al finalizar el encuentro, cuando el Neymar burlón y simulador se quebró y lloró al sentir que, con la victoria y su gol postrero, se sacaba la presión de encima.

Sensible, de cualquier modo, se mostró desde el principio. En su despedida del Santos, luego de su polémico traspaso al Barcelona en 2013, el ídolo se quebró enfrente de los miles de torcedores que llegaron a decirle adiós al partir a Europa.

También ha llorando entonando el himno nacional e incluso en conferenci­as de prensa. Recordados fueron sus lamentos después de confirmars­e la lesión vertebral que lo sacó del Mundial pasado, cuando un rodillazo del colombiano Camilo Zúñiga lo mantuvo en recuperaci­ón durante meses.

Así también fue en las últimas Eliminator­ias, donde se conmovió ante los elogios de Tite. Incluso lloró cuando Maluma, su cantante favorito, le cantó Las Mañanitas frente a una multitud.

Recordado fue su desconsuel­o cuando la Juventus eliminó al Barça de la Champions. Allí, hasta los rivales debieron acudir a consolarlo. O cuando lo hizo en el minuto de silencio en honor a las víctimas del atentado terrorista de Barcelona, tras su arribo al PSG en el Parque de los Príncipes.

Tristeza o alegría, no importa la razón. La emotividad de Ney es prácticame­nte su sello. Quizás el mayor júbilo fue en la final olímpica de Río 2016, cuando el Scratch vivió una revancha del Mineirazo frente a Alemania, ahora por la definición del oro. Él debió patear el quinto penal verdeamari­llo y estuvo certero. Allí, privilegió los Juegos antes que la Copa América Centenario, por lo que su emoción fue inmediata.

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► Neymar se cubre el rostro tras la victoria de ayer.

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