Roberto Merino
Comenzó publicando un particular título de poemas. Roberto Merino (56), amigo de poetas de diferentes generaciones como Rodrigo Lira y Enrique Lihn, editó Trasmigración, en el sello Archivo, de Juan Luis Martínez, en 1987.
Sin embargo, se ha destacado por su labor de cronista tanto como por su trabajo de columnista y autor de ensayos periodísticos y literarios. Seguidor de la tradición de agudos obervadores como Joaquín Edwards Bello, los primeros libros reconocidos de Merino fueron Santiago de memoria (1997) y Horas perdidas en las calles de Santiago (2000). Después se sumaron títulos recopilatorios de sus crónicas cuyos temas trascienden la contingencia, como Pista resbaladiza
(2014) y el recién publicado En busca del loro atrofiado
(2018).
Considerado en 2016 “el secreto mejor guardado de la literatura chilena” por el diario británico The Guar- dian, es para muchos el mejor narrador vivo local. Su prosa igualmente ha sido desarrollada en los libros Luces de reconocimiento (2008); Padres e hijos (2015) y Lihn, ensayos biográficos (2016).
“Merino es el prosista más dotado que tenemos, sin que por eso menosprecie el habla de la calle, con la comicidad de sus giros”, opina Ernesto Ayala, investigador del CEP. “Sus crónicas describen con lucidez la modernidad del Chile contemporáneo y sus intrincadas conexiones con el pasado, que por ignorancia solemos pasar de largo”, añade.
“Tanto su poesía como su prosa me parecen de extraordinaria calidad. Supongo que eso es lo único que importa”, opina Cristóbal Joannon.
Mientras Gumucio cree que Merino “es un gran escritor, un cronista único, el mejor prosista en castellano vivo y una personalidad única de la literatura chilena”. Y agrega: “El premio a Diamela Eltit sería justo y digno, pero es premiar un clásico, prestigioso y consagrado”.
“Merino, sin duda, es lo más cercano a mi gusto y admiración, pero alguien así, con una obra tan reducida, no sé si corresponde”, cree Sergio Gómez. ●