El campeón depende de sí mismo
Kroos, con un remate al quinto minuto de descuento, evitó un escenario fatal para la poderosa Alemania. La Mannschaft debe ganar a Corea del Sur y esperar que Suecia no venza a México para evitar la calculadora.
El miedo encontró a los alemanes y ellos lo abrazaron. Dejaron que el fracaso los atemorizara, que la desesperación ante una eliminación los enloqueciera, que la expectativa de otra Alemania que no sobrevive a Rusia los abrumara. Porque el temor es útil: ante la presencia de la muerte —en este caso, futbolística— ¿cómo no dar hasta lo último para derrotarla?
Alemania inició el partido con una idea vaga de lo anterior. Más que mal, 90 minutos y un plantel de estrellas respaldaban la confianza. Aun así, salieron con todo. Kimmich, lateral derecho, parecía un volante más: todas las pelotas pasaban por él. Los centros eran la fórmula preferida para inquietar al arco sueco, que ya en diez minutos había recibido seis ocasiones de gol.
De modo indefectible, tanto arrojo trae consigo caras consecuencias. Suecia apostó al contragolpe gracias a la velocidad de Berg, que a los 13’ pudo inclinar la balanza a su favor si es que Neuer no hubiese dicho lo contrario.
Reus, que inició en desmedro de Özil, cumplía con la responsabilidad entregada por Löw. Por la izquierda dominaba junto a Hector, mientras que Kimmich reinaba junto a Müller por la derecha.
Pero a los 31’, Rudy recibió un golpe accidental en la nariz que lo hizo abandonar el campo. En su lugar entró Gündogan, mediocentro del Manchester City, y todo cambió. Primero, porque el turco-alemán no dio la talla en la mitad. Segundo, porque el receso mató el envión de la Mannschaft.
A los 32’, ya con los alemanes jugando con una velocidad menos, Toivonen recibió un centro de Claesson dentro del área rival. Con- troló con el pecho y ante la salida del portero definió con un globito. Fue el 1-0 para Suecia y el descalabro para los campeones.
Al complemento salió otra Alemania, ya consumida por el terror total. La derrota los dejaba fuera de la Copa: el instinto de supervivencia afloraba hasta el paroxismo. Eso sin duda ayudó; los cambios tácticos de Löw, también.
Ingresó Gómez y Werner pasó a la izquierda. El envite pagó. A los 48’ llegó el gol de Reus y la remontada parecía posible. No obstante, y de manera inexplicable, los centros llovían y nadie los interceptaba. El destino, la mala puntería, o lo que fuera, no quería el 2-1 para Alemania.
Boateng complicaba todo haciéndose expulsar a 8’ del final. Con más de 10’ por jugar, los de Andersson pudieron liquidar el partido. Pero Neuer se impuso con clase.
Cinco minutos de agregado. Un palo de Brandt dejaba en claro que la victoria no estaba para los alemanes. Pero Kroos, el madridista, el tetracampeón de la Champions League, mandó un zapatazo al fondo de la red. A los 90’+5’.
Alemania sobrevive a Rusia... por el momento.b