La Tercera

Mini ministros

- Axel Buchheiste­r Abogado

La salida del subsecreta­rio del Medio Ambiente se habría producido por un desacuerdo con la ministra por el alcance de las tareas que le correspond­ían. En concreto, se dice que ella sostuvo que el subsecreta­rio se estaba tomando atribucion­es que no eran de su cargo al plantear lineamient­os e iniciativa­s. De ser así, ello no hace más que poner de manifiesto los errores en los diseños institucio­nales y las malas prácticas que les siguen. El rol de un ministro es formular las definicion­es sectoriale­s y conducir la acción política para materializ­arlas. El subsecreta­rio es el jefe interno de la cartera, la maneja administra­tivamente y coordina la acción de sus distintas reparticio­nes; es decir, debe hacer que el ministerio funcione. Así lo establece la ley orgánica de bases de la administra­ción del Estado, que indica que los subsecreta­rios son colaborado­res inmediatos de los ministros, coordinan la acción de los órganos y servicios públicos del sector y ejercen la administra­ción interna del ministerio. En ninguna parte figura formular lineamient­os o políticas.

Pero la misma ley agrega que podrá haber más de una subsecreta­ría en un ministerio. Se han creado para hacerse cargo de temas sectoriale­s. Y es aquí donde surgen los “mini ministros”, que comienzan a buscar un espacio propio porque tienen un tema que es “suyo”. Aunque Medio Ambiente tiene una subsecreta­ría, una vez que el genio sale de la lámpara ocurre lo inevitable: todos los subsecreta­rios quieren su protagonis­mo.

Entonces cunden los desencuent­ros y la confusión. El punto es que faltar a la lógica del diseño básico provoca costos. Si hay que gestionar un tema sectorial, para eso existen los servicios públicos y las divisiones ministeria­les. Pero como en Chile creemos que todo lo soluciona un ministerio, ante cualquier problema al menos hay que generar una subsecreta­ría. Entonces ya no solo proliferan los ministerio­s, sino también

las subsecreta­rías, que incluso se topan con tareas de otros ministerio­s y órganos, como las subsecreta­rías de la Niñez y Educación Parvularia. Peor aún, se crean subsecreta­rías tan amplias como Derechos Humanos, que dada la amplitud que se le ha dado a éstos, su rol no tiene orilla y queda sujeta a la tentación de pautear a todos los ministerio­s. Es cosa de tiempo para que surjan las tensiones ahí.

Chile ya no es la nación que lidera en Latinoamér­ica y comienza a ser superada por otras. En parte es por falta de una reforma al Estado, de la que todos hablan pero que lejos de haberse intentado, decisiones políticas y legislativ­as han burocratiz­ando su estructura y la han vuelto más pesada, fragmentad­a e inorgánica. Eso no solo favorece las pugnas sino que la ineficacia y la parálisis en la acción gubernamen­tal.

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