CIEN DÍAS DE PIÑERA

SEÑOR DIRECTOR

Su arranque ha sido mejor que el anterior. Ahora el Presidente destaca dos conceptos: desarrollo integral y acuerdos políticos. ¿Efectismo o convicción? La vez pasada declamaba con arrogancia que en los primeros 20 días había hecho más que en 20 años de la Concertación. Ahora la aplaude.

El “desarrollo integral” nunca ha sido la estrategia de la derecha. Sin embargo, si el gobierno asume de verdad el concepto, vale decir, avance simultáneo y coherente en participación política, crecimiento sustentable, inclusión social y apertura cultural, puede aproximarse a las posturas del progresismo. También hallarán acogida en la oposición acuerdos específicos y realistas.

Intentarlo en serio implica elegir algunos temas y no caer en la tentación de sacar provecho efectista, que frustraría a quienes lo intenten y defraudarían al país. Las áreas más propicias son seguridad y reforma a las policías; infancia con énfasis en rehabilitación de niños vulnerables en vez de aumento de penas o disminuir edad para imputar; infraestructura, educación técnica, salto digital; reforma al Estado, su eficiencia y fortalecimiento de nuevas funciones.

Aunque sean avances limitados y enfrenten obstáculos, es preciso persistir. Por cierto, habrá diferencias en otros temas como salud (primaria y pública), pensiones (solidaridad e igualdad), libertades y cambio cultural (mujer, pueblos indígenas), rol del Estado (diversificación productiva, investigación, empresas públicas en litio, desalinización, energía solar). Y con seguridad existirá mayor distancia en lo más importante: una nueva Constitución que represente un pacto social del siglo XXI.

Con todo, partir donde hay mayor acuerdo y con respeto mutuo es más viable y puede reducir la desconfianza. Hacerlo sin oportunismo y con convicción es responsabilidad del gobierno; estar abiertos es responsabilidad de la oposición. Baste observar la ingobernabilidad de otros países y la magnitud de los desafíos globales para valorar este camino.

Sergio Bitar