¿POR QUÉ TANTOS PIERDEN LA GRATUIDAD?
SEÑOR DIRECTOR
Casi 40 mil alumnos de familias del 60% de menores ingresos excedieron la duración formal de su carrera y, por lo tanto, perdieron el derecho a estudiar en forma gratuita. Era esperable, ya que un sistema escolar no suele compensar la menor estimulación temprana que recibieron en sus familias, como ha demostrado el premio Nobel James Heckman.
Gran parte de estos alumnos asistieron a establecimientos de nivel medio que atendían a los grupos socioeconómicos bajo y medio bajo. Por eso muchos de sus profesores (que acostumbran a exponer para que los alumnos tomen notas) se adaptaron al nivel del promedio del grupo y enseñaron solo una parte (en algunos casos el 50%) del currículo oficial. Esto se refleja en el Simce de segundo medio, que queda 20 o 30 puntos debajo del promedio nacional en lectura o matemática, aunque esos alumnos lograron el puntaje PSU necesario para ingresar a la educación superior.
En las clases universitarias también predomina la enseñanza frontal ajustada a la habilidad del alumno promedio. Los estudiantes que no tenían los conocimientos previos para aprender los nuevos, no tuvieron éxito. Esto explica el éxito de las universidades que ofrecen la posibilidad de leer antes de la clase textos que preparan para una participación más activa de sus estudiantes.
Además de perder la gratuidad, es probable que descubran que haber dedicado uno o dos años a sus estudios tampoco les ayudará a mejorar su futuro laboral. Por lo tanto conviene examinar la posibilidad de generalizar modalidades más efectivas de enseñanza u ofrecer una extensión de la gratuidad más allá de la duración formal de las carreras.
Ernesto Schiefelbein
Investigador Universidad Autónoma y Premio Nacional de Educación