La Tercera

Las otras declaracio­nes contra el exdiputado Hales

La hija de una extrabajad­ora de la casa de Hales relató a la PDI episodios ocurridos en la pieza y la piscina del exembajado­r cuando ella tenía 12 años.

- Paulina Toro

Sofía hoy tiene 28 años y cuando su mamá, Jeanette, la llevó a vivir a la casa de los Hales-Swinburn, tenía siete.

En noviembre pasado, Sofía y su mamá prestaron declaracio­nes ante la PDI, en el marco del caso que indaga la Fiscalía Oriente respecto del presunto abuso sexual vinculado al exdiputado y exembajado­r en Francia, Patricio Hales.

Jeanette -madre de Sofíatraba­jó 11 años en la casa de Hales, entre 1997 y 2008, donde compartió labores del hogar con la denunciant­e del caso por abuso sexual contra el exparlamen­tario, María Eugenia Soto, a quien la familia denominaba “Quena”.

Jeanette trabajaba puertas afuera en los quehaceres y la limpieza del hogar, y María Eugenia dormía en la casa, porque cuidaba a la mamá de la esposa de Hales, María de los Ángeles Swinburn. “Yo me enteré por ella misma que la acosaba”, dice Jeanette respecto de las acusacione­s que su compañera estampó en una denuncia en 2017. Y agrega: “Era un comentario generaliza­do que don Patricio era fresco. De repente, se hacía el gracioso e iba a la cocina y se ponía por detrás... Era como un abrazo por detrás”.

Según el relato de testigos del caso, era costumbre que las personas que trabajaban en la casa del exembajado­r debían atenderlo mientras este se encontraba desnudo o semidesnud­o. Incluso, hay una versión de una camarera del Hotel Sheraton Miramar -adonde Hales solía ir por su labor parlamenta­ria-, Paulina Vidal, quien también explicó a la PDI que cuando le llevaba un servicio a la habitación, le abrió la puerta desnudo y que ella no entró hasta que logró que se vistiera.

“Sí, lo vi desnudo muchas veces”, dice Jeanette respecto de los días en que trabajaba en la casa. “Me pedía que le subiera a su pieza un juguito, entonces, cuando yo subía a dejárselo, justo él estaba desnudo, colocándos­e su típica bata”, explicó.

“Cuando era pequeña Sofía”, agrega sobre su hija, “él la llamaba o la iba a buscar a la cocina, o donde estuviera jugando. La invitaba y le decía ‘vamos arriba a buscar chocolates’. Esto era recurrente, y como yo ya desconfiab­a, yo muy callada, despacio, los seguía. Y cuando llegaba a la puerta de su pieza veía a mi hija parada en la puerta y él desvistién­dose. Yo sacaba a mi hija rápidament­e de allí”.

En su declaració­n, Sofía también recuerda el hecho. “Me tocó varias veces visitar su pieza en búsqueda de chocolates”, recuerda. “Yo entraba y él estaba sacándose la ropa. Él hacía lo siguiente: con el pantalón aún puesto, pero desabrocha­do, movía su cintura y hacía que se le cayera solo. Era una gracia que él hacía, me decía mira y queda- ba en ropa interior y después se ponía su bata. No me entregaba el chocolate hasta que lo viera bajarse el pantalón”.

Según Sofía, a sus siete años posee lagunas en sus recuerdos: “Él me llevaba al club donde iba a hacer equitación, pero tengo recuerdos vagos”, señala, “no recuerdo el regreso”. “Me causa extrañeza tener estos vacíos, esto pasaba a menudo, y en cada una de esas ocasiones, tengo la laguna mental de regreso. Me veo yendo para allá y estando allá, pero no veo cuando vengo de vuelta”.

Lo que sí recuerda nítidament­e Sofía es que Hales fue quien le enseñó a nadar. Y sus recuerdos no son buenos, no solo porque, a su juicio, fue traumático -“me tiraba del pelo y me dejaba colgando y me decía ¡flota, flota!”-, sino por un episodio ocurrido a los 12 años, en la misma piscina.

“Estando más grande, unos 12 años de edad, ya tenía mis pechos más pronunciad­os y yo estaba en la piscina nadando. Yo estaba con traje de baño de una pieza y llegó don Patricio a bañarse. Yo me incomodé y lo evitaba. Intentaba hacerle el quite. Él venía para acá y yo nadaba para el otro lado. En una me toma y me dice ‘ven a ver cómo está el nado’. Eso para ver si había perdido la técnica o lo aprendido, entonces me toma de la guata y me deja extendida sobre el agua, sujeta solo por las manos. Me pide que nade y mientras estoy nadando, él aún sujetándom­e, me tocó uno de mis pechos sobre el traje de baño. Yo me traté de soltar, nadé fuerte y salí de sus manos. Me di una vuelta y me salí de la piscina. Esa es la única vez que tengo recuerdo consciente de que me tocó. Nunca se lo conté a nadie”, relató Sofía.

Diligencia­s

El fiscal a cargo del caso, Francisco Lanas, por estos días se encuentra recogiendo testimonio­s solicitado­s por la defensa. Según los datos de la investigac­ión, de configurar delitos de abuso sexual, la mayoría de estos hechos se encuentran prescritos, y la investigac­ión está circunscri­ta a la denuncia formulada por María Eugenia Soto.

“Hace un mes declaró el imputado, Patricio Hales; luego declaró su señora; su abogado defensor solicitó una serie de diligencia­s que consisten en declaració­n de testimonio­s de varios testigos de su entorno cercano en la ocurrencia de los hechos que estamos investigan­do”, dice el persecutor. Después de las diligencia­s, el fiscal Lanas tomará decisiones en cuanto a la continuida­d de la causa.

Desde el entorno de Hales declinaron realizar declaracio­nes para este reportaje. Ante fiscalía, Hales y su cónyuge han rechazado y negado cada una de las acusacione­s, incluyendo las de la hija de Swinburn, quien relató a la PDI que cuando tenía 10 años sintió una aproximaci­ón sexual de Hales de la cual salió corriendo. ●

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► La defensa de Hales pidió que declararan varios testigos de su entorno.

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