La Tercera

Interior alista cambios a Ley de Armas para subir exigencias a inscripció­n

Las bandas criminales cambiaron las armas hechizas por las de grueso calibre. La fiscalía y el OS-9 de Carabinero­s han detectado testaferro­s que abastecen a las organizaci­ones.

- Víctor Rivera

Los últimos hechos policiales de connotació­n ocurridos en la Región Metropolit­ana tienen un denominado­r común: el grueso calibre de las armas que manejan hoy las bandas criminales. Un ejemplo: el imputado que mató al cabo de Carabinero­s, a comienzos de este mes, lo hizo con una Glock 9 mm, la que en el mercado tiene un valor que supera los $ 800 mil. Esta misma persona, meses antes había sido detenida por tener en su poder una subametral­ladora UZI.

Otro ejemplo: hace dos semanas, el OS-9 de Carabinero­s detuvo a una persona que no tenía antecedent­es, era deportista de tiro y tenía sus armas correctame­nte inscritas. Poseía seis pistolas Glock y dos revólveres marca Taurus (tienen un valor de $ 300 mil). Hasta ahí todo bien, pero luego de una serie de diligencia­s se logró establecer que tendría un estrecho vínculo familiar con una banda de narcotrafi­cantes de La Pintana.

Estos casos, sumados a los enfrentami­entos entre bandas de la población La Legua, abren una interrogan­te: ¿De dónde y cómo se están armando las bandas criminales? Este año, el OS-9 ha incautado 75 armas de fuego, todas de marca y ninguna de fabricació­n artesanal.

De acuerdo a la informació­n que maneja la Fiscalía Sur, se han detectado distintos focos de “abastecimi­ento” para estas agrupacion­es. Uno de ellos es el de los testaferro­s: método en el que se usa a una persona sin antecedent­es, quien se anota en un club de tiro y automática­mente tiene derecho a inscribir ocho armas. Una vez registrada­s, las arriendan o las venden a las organizaci­ones criminales.

De estos casos también tiene registro Carabinero­s. Incluso, se maneja informació­n de causas abiertas donde terceros adquieren armas en $ 800 mil y luego las venden a narcotrafi­cantes por $ 2 millones.

Una de estas investigac­iones está vinculada a una armería en la calle Alonso de Ovalle, donde hace dos semanas efectivos de Carabinero­s allanó el lugar y detectó que, además de vender armas, existía un club de tiro que contaba con más de 500 socios. “Curioso”, señaló un efectivo que participó del allanamien­to.

Otro caso de testaferro­s o “palos blancos” se presenta en una fiscalía regional, fuera de Santiago. Se trata de un caso en pleno desarrollo, donde se indaga a un coleccioni­sta de

armas que vive en un fundo, quien arrienda armas a bandas de narcotrafi­cantes de la zona. Según señalaron fuentes del caso, el arrendador no cambia las armas por dinero, sino que por cocaína.

El fiscal Sur, jefe de la Unidad Antinarcót­icos y Crimen Organizado, Cristián Galdames, explicó que en la figura del testaferro “las bandas criminales compran las armas o las arriendan. Para efectuar la persecució­n penal, claro que se hace más complejo, porque al ‘palo blanco’ se le detecta sin complicaci­ón, se llega rápido. Se complica cuando se busca llegar a personas que tienen mayor participac­ión en la organizaci­ón”.

Los recintos policiales y militares también han sido objeto de robos y de pérdidas de armas. El caso más reciente ocurrió en mayo de 2017, cuando desde la Escuela de Formación de Carabinero­s se extraviaro­n 20 armas, algunas de alto calibre, como subametral­ladoras UZI.

Sin ir más lejos, una de estas armas fue encontrada en manos del presunto autor del crimen de un carabinero, meses antes de ser detenido por el homicidio del cabo Óscar Galindo. La búsqueda de las armas aún no concluye y se cree que hay algunas dando vueltas en las poblacione­s de Santiago.

Alto poder de fuego

El armamento de las bandas mutó, explicaron tanto desde la fiscalía como de Carabinero­s, y las armas hechizas ya no son tan vistas en manos de las agrupacion­es de narcotrafi­cantes.

El jefe del Departamen­to OS-9 de Carabinero­s, comandante Francisco Villarroel, señaló que “el tener mayor capacidad para adquirir las armas, ya sea por asaltos o tráfico de drogas, a estas organizaci­ones les permite ir mejorando su armamento para defender el territorio. Además, a medida que estos grupos fueron aumentando en número e incrementa­ndo su poder adquisitiv­o, fueron mejorando estas armas”.

Agregó que “hace unos cinco años, se veían en las incautacio­nes de armas pistolas hechizas o armas modificada­s, armas de fantasía que les ponían un cañón y les permitía disparar munición de alto calibre, pero hoy ya no. Son de buen nivel”.

Por ejemplo, en una última incautació­n de armas hecha por la policía uniformada se requisó un rifle de grueso calibre con un cargador expandido. Además, tenía un silenciado­r.

Para el fiscal Galdames, “nadie lo puede negar (el paso de la hechiza a las armas más profesiona­les), y dentro del arma hechiza también hay una evolución, ya no son los dos tubos con una aguja, ahora hay harta arma clandestin­a bastante sofisticad­a, incluso existen réplicas. Este es un fenómeno paulatino, no es que haya sido de un día para otro”.

La norma que regula el uso de armas de fuego es la Ley 17.798, la que establece que la Dirección General de Movilizaci­ón Nacional está a cargo de “supervigil­ancia y control de las armas”, pero es Carabinero­s el encargado de su fiscalizac­ión.

La fiscalizac­ión, sin embargo, no puede ser a toda hora. El artículo 5 de la ley establece que “esta diligencia solo podrá realizarse entre las 8.00 y 22 horas”.

Para el senador PPD Felipe Harboe, se necesita cambiar la ley, dado que presenta situacione­s que no parecen acordes a los tiempos. “Un ejemplo: en la Región de Valparaíso hay 91.200 armas inscritas , pero 20 mil dueños de estas armas falleciero­n. Esto da cuenta de que las bases de datos de la DGMN está desactuali­zada y es urgente que se convoque a un proceso de reinscripc­ión de las armas”, explicó.

 ??  ?? ► El OS-9 de Carabinero­s en la incautació­n de armas de grueso calibre, el 14 de junio en La Pintana. En la foto, rifles calibre .22, algunos con silenciado­r.
► El OS-9 de Carabinero­s en la incautació­n de armas de grueso calibre, el 14 de junio en La Pintana. En la foto, rifles calibre .22, algunos con silenciado­r.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile