La Tercera

100 días y el Decreto 651

- Claudia Sanhueza Economista

En la misma semana que el gobierno cumplió 100 días desde que asumió, ha retirado de la Contralorí­a su más significat­ivo “proyecto”: el Decreto 651. Un extenso documento en el cual se reajustaba el presupuest­o del año 2018 a la baja, en cerca de US$1.100 millones, involucran­do cierres de algunos programas y otras reduccione­s.

Es significat­ivo porque el discurso que lo sustenta está en las bases del neoliberal­ismo que promueve. Primero, por la idea de que el Estado es una fuente de ineficienc­ia y la “grasa” debe eliminarse. Segundo, la idea que una alta carga tributaria disminuye la inversión y el crecimient­o económico. Y tercero, por la idea de que aún no somos lo suficiente­mente ricos para tener una alta carga tributaria. Todo esto los lleva a concluir que es mejor tener impuestos bajos (especialme­nte para las empresas), un estado mínimo y políticas sociales privadas.

Pero esto es solo discurso, no la realidad. Los países con mayores índices de eficiencia del sector público son aquellos que tienen un mayor gasto fiscal, como Noruega o Canadá, por ejemplo. Así como las empresas privadas, el Estado siempre requiere permanente­s mejoras en la administra­ción; sin embargo, Chile tiene un alto índice de eficiencia a nivel internacio­nal cuando se mide por la razón entre el gasto social a gasto fiscal.

Segundo, una alta carga tributaria no ha impedido que países desarrolla­dos lo sean. Al revés. El gasto social es también inversión en salud y educación. Ahora mismo, los privados en Chile no están invirtiend­o en innovación y desarrollo, y hay un gran espacio para aumentar el gasto en esa área.

Tercero, esto no se trata de esperar un mayor PIB per cápita. Los países nórdicos ya tenían una alta carga tributaria cuando eran tan ricos como Chile hoy, o incluso más pobres. Pero en esos países la socialdemo­cracia triunfó y la democracia funciona. El tamaño de la carga tributaria tiene que ver con cuan adversa es la sociedad a la desigualda­d. En Chile estamos desalinead­os respecto de nuestras propias preferenci­as sociales.

El retiro del Decreto ha hecho caer una de las principale­s banderas políticas del gobierno. Se están preguntand­o de dónde sacar los recursos y están aumentando los impuestos. Sin embargo, están concluyend­o mal otra vez. La recaudació­n fiscal en Chile es regresiva. Un 40% proviene del IVA. Todas las recomendac­iones apuntan a hacerla más progresiva. El Frente Amplio había propuesto un impuesto a la riqueza, desintegra­r el sistema tributario y un verdadero royalty minero, entre otras.

Es momento de que el 1% más rico se haga cargo de contribuir en función de sus posibilida­des. La clase media ya está lo suficiente­mente exigida para hacer nada más.

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