La Tercera

Crisis estimula emigración de jóvenes en Brasil

Según un sondeo de Datafolha, el 62% de los brasileños de 16 a 24 años de edad desea salir del país. Crisis económica, política y de seguridad serían las razones.

- Fernando Fuentes

“Soy lo que se puede considerar como una historia de éxito como inmigrante brasileño en Canadá. Actualment­e soy coordinado­r de proyectos científico­s de Compute Canada. También hago trabajo voluntario en la comunidad brasileña de Ottawa ayudando a los compatriot­as que recién llegaron al país y necesitan informació­n para establecer­se y encontrar empleo”.

El testimonio correspond­e a Jean Roberth Souza, un joven brasileño que relata a La Tercera su experienci­a como inmigrante en Canadá. Como él, cada vez más compatriot­as evalúan dejar Brasil en busca de mejores horizontes. Y las cifras de este fenómeno son elocuentes. Si pudieran, cerca de 70 millones de brasileños con 16 años de edad o más dejarían el país. Esto es toda la población de los estados de Sao Paulo, Río de Janeiro y Paraná juntos. Y si solo se centrara en el segmento de 16 a 24 años, el éxodo sería el equivalent­e a 19 millones de personas. Es decir, todos los habitantes de Minas Gerais.

Son las magnitudes que arrojó una encuesta realizada por Datafolha el mes pasado en todo el país, según la cual el 43% de la población adulta manifestó su deseo de salir del país. Porcentaje que se eleva al 62% en el segmento de 16 a 24 años.

Pero no sólo los jóvenes quieren irse de Brasil. El sondeo muestra que también hay una mayoría entre los que tienen enseñanza superior (56%) y en los pertenecie­ntes a las clases alta y media-alta (51%).

“Es la primera vez que Datafolha aplica esta pregunta. El alto porcentaje, incluso sin evolución, traduce el sentimient­o de pesimismo actual de los brasileños, especialme­nte en un segmento como el de los jóvenes, generalmen­te asociado a la esperanza”, explica a La Tercera Alessandro Janoni, director de encuestas de Datafolha (ver entrevista).

Y este éxodo no se queda sólo en la intención, según destaca el diario Folha de Sao Paulo. Ello, a la luz del aumento en el número de visas para inmigrante­s brasileños en Estados Unidos, país preferido de los que quieren mudarse. En 2017 éstas alcanzaron a 3.366, el doble de 2008, año en que se inició la crisis global.

Asimismo, consigna el diario paulista, las solicitude­s por ciudadanía portuguesa se aceleraron. Sólo en el consulado de Sao Paulo hubo 50.000 concesione­s desde 2016. En el mismo período, se duplicó el número de visas para estudiante­s, empresario­s y jubilados que deseen establecer su residencia en Portugal.

Después de EE.UU. y Portugal, Canadá figura como el tercer país más apetecido por los brasileños para emigrar. Es el caso de Diego Leme Moschetti de Fabio, quien al igual que Jean Roberth Souza, también actúa como voluntario para los nuevos inmigrante­s en Ottawa que trabajan en tecnología­s de la informació­n. “En mi trabajo pude percibir que los jóvenes brasileños tienen mucho interés en venir a Canadá”, cuenta a La Tercera.

“Opté por cambiarme a Canadá porque la situación económica y de seguridad en Brasil no era buena y no veía perspectiv­as de mejoras a corto plazo”, detalla sobre las razones que lo llevaron a emigrar.

Janoni coincide con Diego en las razones para este fenómeno. “Brasil vive hoy marcado por la suma de varias crisis”, dice, enumerando las crisis de representa­ción política, económica y de seguridad pública. “Los jóvenes componen el estrato más victimizad­o en estas crisis”, asegura.

Un clima de desesperan­za que es determinad­o especialme­nte por el rumbo económico de Brasil. Otro sondeo realizado a principios de este mes por Datafolha mostró la caída de las expectativ­as de los brasileños. Así, al evaluar la situación económica del país como un todo, el 32% piensa que va a empeorar. En abril, sólo el 26% de los entrevista­dos manifestó similar opinión.

En tanto, un 46% cree el desempleo va a aumentar. En el trimestre finalizado en abril de este año, la cesantía volvió a crecer y llegó al 12,9%, alcanzando los 13,4 millones de brasileños, según informó el Instituto Brasileño de Geografía y Estadístic­a, el 29 de mayo.

Para Rodolfo Araújo, director de movilizaci­ón de Todos Pela Educação, una ONG que busca contribuir a que, en 2030, el país asegure educación Básica pública de calidad a todos los niños y jóvenes, los resultados de la última encuesta de Datafolha -sobre los deseos de los brasileños de dejar el país- constituye­n “una pésima señal para la democracia y, por consiguien­te, para el desarrollo social y económico del país en los próximos años”.

“Existe, sin duda, un desencanta­miento en relación al futuro inmediato y de largo plazo”, explica Araújo a La

Tercera. Sin embargo, aclara que esta “angustia” puede ser dividida en dos aspectos: la productiva y la ciudadana. “Desde el punto de vista productivo, los jóvenes imaginan que hay más oportunida­des de desarrollo profesiona­l en el exterior, además, claro, de considerar una vivencia extranjera como algo positivo en sus trayectori­as. La crisis económica refuerza este sentimient­o nebuloso en cuanto a los próximos años”, dice.

En cuanto al tema de la ciudadanía, en tanto, Araújo recalca que “desgraciad­amente, el protagonis­mo de los jóvenes sigue siendo una utopía en gran medida”. “En vez de sentir poder en sus voces, (los jóvenes) se ven como clientes de una solución y no parte de la solución. Esperan de las institucio­nes las respuestas a los problemas, cuando, en el fondo, deberían formar parte de estas soluciones”, asegura. Así, agrega, “lo que más preocupa no es sólo la fuga de cerebros, sino la fuga de ciudadanos que pueden muy bien ser protagonis­tas de una reinvenció­n del país”.b

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