La Tercera

GRAVE VANDALISMO EN COLEGIOS PÚBLICOS .

Es indispensa­ble asumir que en la medida que estos hechos ocurran en la impunidad, será muy difícil disuadirlo­s.

-

Por estos días se han multiplica­do los actos vandálicos al interior de una serie de colegios “emblemátic­os” de Santiago, con hechos de violencia más propios del lumpen que de escolares en plena etapa de formación. Fue el caso, por ejemplo, del liceo Miguel Luis Amunátegui, donde en medio de una toma -que irónicamen­te entre otros aspectos reclamaba por una mejor infraestru­ctura se produjo un incendio intenciona­l que destruyó parte de las instalacio­nes. Esta semana, la oficina del director del Liceo de Aplicación fue destruida y quemada, como respuesta aun aserie de sumarios que la nueva autoridad había abierto en contra de alumnos acusados de vandalismo. El hecho fue acompañado de graves amenazas hacia su persona.

Estos desmanes han despertado muestras de amplio repudio, y es así como el Presidente de la República prestó todo su apoyo al director del Liceo de Aplicación. Días antes, el alcalde de Santiago había resuelto suspender el año académico 2018 del Liceo Amunátegui, debido al deterioro de las instalacio­nes, lo que obligará a reubicar a los alumnos. Además, se están emprendien­do acciones judiciales en contra de los apoderados cuyos hijos aparecen responsabl­es de los destrozos, siguiendo la política del “rompe paga”.

Parece un hecho que la violencia en las manifestac­iones estudianti­les se está saliendo de control, con consecuenc­ias nefastas para el sistema educaciona­l y para la seguridad de la propia comunidad escolar. Es la consecuenc­ia previsible de haber consentido que los grupos radicaliza­dos actuaran durante mucho tiempo en total impunidad, al punto que las tomas ya son vistas como parte de la normalidad. Que ello derivara en peligrosos actos vandálicos era solo cuestión de tiempo, y a la luz de lo que se ha visto, los límites ya no parecen existir.

De allí que las medidas que ha adoptado el municipio de Santiago sean valorables, y en la medida que el tema de la seguridad en los colegios comience a ser asumido por la propia Moneda, cabría esperar que se produzca un quiebre en la irresponsa­ble indiferenc­ia seguida hasta ahora. Aun cuando el fenómeno de la violencia responde a factores muy diversos y de difícil erradicaci­ón, no cabe duda de que el primer paso es comenzar por hacer efectivas las responsabi­lidades del vandalismo. Los propios alumnos y los apoderados deben ser consciente­s de que en la medida que se permita que estas minorías coopten las institucio­nes -y destruyan a su antojo- es imposible la normalidad académica. Es probable que la mayor parte de la comunidad estudianti­l sea una víctima pasiva, pero en la medida que se organice puede ejercer una efectiva presión para defender -y exigir- la normalidad de sus colegios.

Es indispensa­ble que a raíz de estos hechos de vandalismo en colegios públicos la sociedad comience a aquilatar que esta forma de protesta afecta profundame­nte el derecho que tienen las familias a recibir educación de calidad, y sin que ello se corrija la tarea de “nivelar la cancha” se ve cada vez más lejana.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile