PREVENCIÓN DEL CIBERBULLYING EN COLEGIOS
Si bien aún no hay suficiente claridad sobre cómo abordar esta situación, es necesario que sea prontamente internalizada.
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El año 2017, la Superintendencia de Educación Escolar recibió 12.674 denuncias contra los colegios, 45% de las cuales tuvieron que ver con problemas de maltrato a estudiantes. Asimismo, 6,5% de éstas correspondieron a denuncias no por maltrato físico, sino que por violencia a través de medios digitales y redes sociales, lo que se ha denominado ciberbullying. Ello da cuenta de que estamos ante un fenómeno nuevo, que obliga a abordarlo con prontitud.
La Ley General de Educación obliga a los colegios a mantener un Reglamento Interno para regular las relaciones entre los miembros de su comunidad educativa, y dentro de éste, un Manual de Convivencia Escolar que determine la existencia de normas para promover un ambiente que favorezca el cumplimiento de los objetivos educativos. Hay diversas leyes que disponen los contenidos que este manual debe tener, entre los que se cuentan precisamente las estrategias de prevención y protocolos de acción ante situaciones de agresión, violencia y vulneración de derechos entre la comunidad escolar.
Es por ello que hace unos días, la Superintendencia de Educación envió a los colegios una circular que reúne y clarifica todos estos contenidos que los reglamentos internos deben tener, de manera de facilitar su comprensión y su cumplimiento, y evitar los vacíos que muchas veces terminan motivando las denuncias por parte de los apoderados y que entorpecen el actuar de docentes y directivos. En ese contexto, una de las novedades de la mencionada circular es la incorporación explícita del deber de los colegios de contar con protocolos de acción y prevención ante situaciones no sólo de maltrato físico, sino que también de violencia por medios digitales.
Parece positivo que la Superintendencia inste a los colegios a actualizar sus reglamentos internos, de manera de ir incorporando nuevos elementos que tienen el potencial de afectar la convivencia escolar y con ello el desempeño estudiantil. El bullying, así como el ciberbullying, son hechos lamentables, pero son una realidad, y por el bienestar de niños y jóvenes es necesario hacerse cargo y dejar de improvisar. Un mal manejo en esta materia puede llegar a tener consecuencias lamentables.
Así, si bien se entiende la eventual preocupación que podría surgir en los colegios, debido al poco control que éstos pueden ejercer sobre lo que hacen los niños en las redes sociales, deben asimlar que la obligación de incorporar esta materia en sus reglamentos no implica que se les vaya a responsabilizar por algo que sin duda va más allá de su ámbito de acción. En cambio, lo que se busca con estas normativas es incorporarlos al trabajo de prevención, que evidentemente parte desde el hogar, así como también orientarlos a ir desarrollando protocolos de acción que les ayude a reaccionar positivamente.
Sin duda, hoy no existe suficiente claridad sobre cómo se deben abordar este tipo de situaciones; por eso es necesario empezar a incorporar este problema, fundamentalmente desde el punto de vista preventivo, y trabajando codo a codo con las familias, sin las cuales no es posible tener éxito. Sólo de esta forma será posible avanzar en un terreno que es todavía nuevo y del cual ni los docentes, ni tampoco los padres, están aún completamente familiarizados.