El partidazo que nunca fue
Se esperaba un partidazo, de ida y vuelta, pero fue todo lo contrario. Inglaterra y Bélgica se preocuparon más de cuidar a sus figuras que de ganar el Grupo G y decepcionaron en Rusia. Brindaron un duelo aburrido, monótono, con más suplentes que emoción. Si bien ambos estaban clasificados para los octavos de final faltaba dirimir el primer lugar, pero a los técnicos pareció no importarles demasiado.
Por ejemplo, Gareth Southgate reservó a Harry Kane, Dele Alli y Jesse Lingard, por nombrar a algunos, mientras que Roberto Martínez sentó a Romelu Lukaku, Eden Hazard y Kevin de Bruyne, entre otros.
Desde un principio, los belgas fueron un poco más incisivos, aunque el cotejo, en general, fue parejo, trabado y lleno de imprecisión. Por eso, las pifias del público se escucharon fuerte en el estadio de Kaliningrado al término del primer tiempo.
Con el empate, eran Los Tres Leones los que se llevaban la zona por tener menos tarjetas amarillas.
La opacidad del espectáculo no varió en el segundo lapso. La luz vino de la zurda de Adnan Januzaj. El extremo de la Real Sociedad batió al arquero Jordan Pickford con un disparo al ángulo, desde el sector derecho del área. Golazo (51’).
Fue lo único bueno, porque el partido decepcionó a quienes esperaban una batalla sin cuartel entre dos de los equipos más goleadores del Mundial de Rusia.
“Hemos visto un increíble deseo de todos los jugadores de aportar al equipo”.
ROBERTO MARTÍNEZ
TÉCNICO DE BÉLGICA