La Tercera

La cabeza más buscada

Sampaoli cerró de la peor manera su experienci­a mundialist­a con Argentina. Negó que piense en renunciar: “Esto me fortalecer­á como entrenador”.

- José Miguel González

“Estoy donde quiero estar. No estoy ni evaluando dejar el cargo”.

“Esta frustració­n me fortalecer­á como entrenador”.

JORGE SAMPAOLI D. T. DE ARGENTINA

El histrionis­mo de Jorge Sampaoli se disipó apenas se consumó la eliminació­n de Argentina a manos de Francia. El sueño mundialist­a se terminaba y las críticas se volcarían de inmediato sobre él.

Fue un adiós doloroso para el casildense, apuntado desde el inicio por propios y extraños. Poco ayudó a torcer el destino con sus decisiones. Por ejemplo, alinear a Messi en el centro del ataque como falso nueve. La Pulga no encontraba respuestas ni socios en la cancha. Pavón y Di María, abiertos por los costados, no tenían una referencia en el área para centrar.

Sampaoli, vestido otra vez de buzo, reflejaba inquietud en todo momento. Daba instruccio­nes y se movía en su zona técnica. Eso, hasta que Griezmann marcaba de penal la apertura de la cuenta. Ahí comenzaba la tensión y la tortura para el técnico, que veía como se desmoronab­a el frágil castillo táctico que dibujó en la previa.

Solo el empate de Di María relajó al casildense, que hasta ese momento, ya no daba indicacion­es y se limitaba a observar. Cuando Argentina iba perdiendo, el rostro del técnico era el reflejo de lo que mostraba su equipo en la cancha. Plano, sin ideas ni soluciones. El gol del zurdo elevaba los ánimos. Sampaoli volvía a los aplausos y a dar ánimo. La tensión, sin embargo, solamente se tomaba una pausa.

Para el segundo tiempo, el casildense metía a Fazio, quien ingresaba para colaborar en la marca de Mbappé. Movida sin mayor éxito, pues el mismo delantero iba a sentenciar la serie.

El gol de Mercado lo vivió como si fuera el tanto del título. Duró poco, eso sí, el éxtasis pues el empate de Pavard los devolvía a la realidad. Francia tomaba el control del partido para no soltarlo nunca más. El sueño muncdialis­ta llegaba a su fin de la peor manera para el técnico.

Tras el final, salió caminando con paso lento, cabizbajo . Dejó su zona técnica y se metió en el túnel, cerrando así, el capítulo más triste de su historial como entrenador. El sueño mundialist­a terminaba contra un equipo que fue superior y al que Sampaoli, no supo contrarres­tar.

En conferenci­a de prensa se esperaba la autocrític­a. O, tal vez, un anuncio que dictaminar­a su futuro. Sin embargo, no llegó. Incluso, el técnico se encargó de despejar las dudas: “La frustració­n pone a prueba el temple. Estoy donde quiero estar. No estoy ni evaluando dejar el cargo”.

Lo que sí reconoció fue una de las críticas que más se le hizo en la Copa, la de no encontrar un esquema ideal para su equipo. “La necesidad fue más fuerte que la propuesta. Había una necesidad, una obligatori­edad por ganar. Eso nos hizo invo- lucrarnos más con eso que con una idea de juego”, dijo.

Para Sampaoli, su equipo buscó ganar el partido. Además, comentó que el triunfo francés se debió al mayor tiempo que Deschamps lleva al mando de Francia (desde julio de 2012) en comparació­n con cuánto lleva él de albicelest­e.

¿Cómo califica la eliminació­n? “Para mí no es un fracaso, es una frustració­n. Intenté en cada entrenamie­nto que el equipo tuviera una idea. No creo que haya habido tantas diferencia­s entre Francia y Argentina. Ellos apostaron a la contra. Nosotros luchamos, fuimos, tuvimos chances”. ●

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► Sampaoli, histérico en la banda.

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