La Tercera

RESOLUCIÓN DE CALIFICACI­ÓN AMBIENTAL

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SEÑOR DIRECTOR

Este viernes 29 de junio la Corte Suprema confirmó la anulación de la Resolución de Calificaci­ón Ambiental (RCA) del proyecto Central Hidroeléct­rica Doña Alicia (río Cautín, región de La Araucanía) por ilegalidad­es producidas durante la evaluación ambiental, en particular en el marco de la consulta indígena. Caso similar del proyecto Central Mediterrán­eo (río Puelo, región de Los Lagos) cuya RCA también fue revocada en diciembre de 2017.

Ambos casos han sido utilizados para hacer creer que hay una tendencia generaliza­da de que las comunidade­s indígenas paralizan grandes proyectos de inversión, lo que ha llevado a algunos a proponer la necesidad de denunciar el Convenio 169 de la OIT. Sin entrar en los detalles sobre el retroceso en materia de derechos humanos que ello implicaría, hay considerac­iones de hecho que se deben tener presentes, como por ejemplo, que estos casos no son la regla sino la excepción. Un reciente estudio de Espacio Público en materia de acceso a la justicia ambiental, ha demostrado que la capacidad que tiene la sociedad civil organizada de oponerse a proyectos de inversión es marginal. Y en el caso de las comunidade­s indígenas, a noviembre de 2017, ninguna había tenido resultados positivos en sede judicial. Lo anterior no sorprende si consideram­os el nivel de asimetrías existentes, en que las comunidade­s deben enfrentars­e no solo al Estado sino también a los titulares de proyectos.

El vasto conocimien­to de las comunidade­s sobre los territorio­s donde habitan es un insumo valioso y un aporte fundamenta­l para el desarrollo sostenible. De ahí la relevancia de que la consulta y la participac­ión no se vea como un trámite, sino como una oportunida­d para mejorar el diseño y ejecución de los proyectos de inversión en el marco de un diálogo permanente.

Camila Palacios Investigad­ora de Espacio Público

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