La Tercera

Tapia: “En algún momento me gustaría llegar a la Selección”

Este fin de semana los albos vuelven a la cancha y su entrenador se confiesa con La Tercera. Habla de sus definicion­es, influencia­s y sueños en esta segunda etapa en el club. También se emociona al recordar a su padre, fallecido repentinam­ente hace casi 1

- Héctor Tapia Carlos González Lucay

PAREDES Y BARRIOS “Trataremos de alimentarl­os de la mejor forma. De llegar con un mayor volumen de ataque, de hacer buen fútbol”.

ASESORÍAS DE AGENTES

“De repente, tú te apoyas, te comunicas y te opinan. Pero es más gente que me asesora que la que me maneja”.

LA ROJA

“En algún momento me gustaría llegar a la Selección, proyectar mi carrera hacia el extranjero, pero sin apresurars­e”.

Sentado en uno de los asientos del sector norte del Estadio Monumental, prácticame­nte su casa, Héctor Tapia (40) se introduce en un diálogo que combina emociones, definicion­es y aspectos menos conocidos de su vida. La rutina del técnico de Colo Colo comienza a las 8.30 y acaba a las 17.30. Se define como un hombre muy dedicado a su familia, estudioso, seguidor de Guardiola, de Klopp y del Cholo Simeone. Y también un fanático del tenis y de Roger Federer. “Tengo mejor derecho que revés”, confiesa, riéndose.

¿Cómo han sido estos meses al mando de Colo Colo?

Se divide en dos partes: una primera antes del receso; y después, todo lo que estamos viviendo ahora. En la primera, todo muy intenso, con poco tiempo de trabajo y muchos compromiso­s. Estábamos bastante complicado­s por los puntos para clasificar en la Libertador­es y en el torneo, y también teniendo que continuar con la idea que tenían los muchachos con Pablo Guede, pero yendo a proponer un poquito más, porque teníamos que ganarles a Delfín y Bolívar.

¿Era tan compleja la situación física del plantel?

A ver. Teníamos mucho compromiso, viaje de por medio. Tuvimos que trasladarn­os a Colombia y a Ecuador. Entremedio de esto, pese a la comodidad del chárter, a Jaime Valdés tuvimos que esperarlo hasta las 5 de la mañana arriba del avión (el jugador debía rendir el examen de dopaje) y todo eso genera un desgaste. Para nosotros era importante llegar a la parte final de ese ciclo con la mayor cantidad de jugadores disponible­s.

Quizás esa base no era la óptima.

No lo sé, porque no sé de qué forma trabajaron y tampoco voy a criticar ni a alabar lo que no sé cómo se hizo. Nosotros en el día a día fuimos viendo a los jugadores cómo estaban y tuvimos que tener un manejo importante en la dosificaci­ón, en un ciclo donde tuvimos partidos los miércoles y los fines de semana, y con una cuota interesant­e de emotividad, porque si perdíamos un punto con Delfín, ya no teníamos ninguna chance. Lo mismo con Bolívar y Nacional.

Por esta situación terminaron sacrifican­do la Copa Chile.

No me gustaría ocupar el término sacrificar. Le hemos dado el mismo valor a todos los torneos. Nos encontramo­s con una clasificac­ión a la Copa Libertador­es. Y para lo que teníamos pensado era necesario. No veíamos otra oportunida­d que darles vacaciones a los jugadores, para poder hacer una pretempora­da exigente. En la fecha en que teníamos la Copa Chile, para seguir avanzando, hubiéramos tenido que no dar vacaciones; seguir con el mismo equipo, no viajar a Brasil, quedarnos acá para seguir jugando y avanzando. No teníamos planificad­o eso ni tampoco la botamos. Pero tuvimos que tomar decisiones y lamentable­mente no nos llevaron a buen puerto en esa copa.

En ese periodo debió enfrentar el amago de renuncia de Valdés. ¿Cómo lo convence?

Yo no convencí a nadie. Sí conversé, porque es parte de mi rol como entrenador. De pronto, traspasarl­e lo que me pasó a mí. Porque es una decisión muy personal; continuar o querer irse a otro lugar. O, en este caso, tomar la decisión de no jugar más. Es muy personal, no creo que afecte o mejore lo que yo le pueda decir. Pero sí estuvo la conversaci­ón, me dio su punto de vista, le di el mío y él toma la decisión de continuar, cosa que para nosotros es muy buena.

¿Quedó satisfecho con el plantel? Llegaron nombres como Lucas Barrios, Damián Pérez...

Lo de Damián lo veníamos viendo hace rato. Teníamos que determinar si íbamos a traer un lateral izquierdo, y él era la primera opción. Quedé contento, creo que se ha creado una buena competenci­a interna, la misma que busqué en mi período pasado. Hay dos jugadores por puesCuando to. Mi misión es darles la claridad de las posiciones en que van a jugar y decirles qué es lo que quiero de ellos. Y la gente que llegó nos da esa posibilida­d. Ahora hay que darle forma. Esto va agarrando un cuerpo importante y pretendemo­s que con La Calera se vea bien y ganemos en base a un buen fútbol.

Los hinchas van a pedir que Paredes y Barrios jueguen juntos. ¿Lo siente como una obligación?

Lo que ellos han demostrado en sus carreras hay que tratar de mantenerlo. Ellos son los primeros en tener esta intención. En cuanto a nuestro juego, trataremos de alimentarl­os de la mejor forma. De llegar con un mayor volumen de ataque, de hacer un buen fútbol. Ser mejor que nuestros rivales y llevar los partidos a que se jueguen a lo que nosotros queremos. Estoy contento con el rendimient­o y la disposició­n al trabajo. Cuando tú tienes esos puntos y los ves bien, tendría que verse bien el fin de semana.

¿Su esquema va a cambiar?

tienes un plantel versátil y jugadores con un tremendo recorrido futbolísti­co, tú en poco tiempo lo puedes trabajar. Incluso, puedes cambiar de sistema de una semana para otra y dar ciertos toques. Lo que va a marcar eso van a ser los jugadores y también los rivales de turno. Contra La Calera, que juega con tres arriba, vamos a jugar de una forma distinta a cuando enfrentemo­s a uno que juega con dos arriba.

Uno de sus ayudantes, Claudio Maldonado, fue inhabilita­do por el INAF. ¿Fueron muy estrictos?

Han sido estrictos, como tienen que ser con todos. No con casos específico­s. Y me refiero a eso, porque es como se tiene que hacer y no hacer vista gorda con algunos casos, como ha pasado. Claudio tiene que terminar unos cursos, que se hacen a partir de septiembre en Brasil, y va a ir complement­ando para quedar en línea y estar habilitado. Igualmente, a mí me gusta que uno de mis asistentes vea el partido desde arriba. Lo hace Claudio y nos da una informació­n súper valiosa desde ahí, que es de donde mejor se ve el fútbol.

Se cumplen 15 años del fallecimie­nto de su padre. ¿Cómo lo recuerda?

Él está siempre presente en el día a día. Lo ves cuando estás en la casa con tus hijas, hay detalles que te hacen recordarlo. Uno aprende a vivir con esa ausencia, con ese dolor. La presencia no se va nunca y uno ayuda a que sea recordado con la misma forma de ser que uno tiene día a día. Mi papá era súper identifica­do con el club. El hecho de que prestara dinero para que el club no cayera en la quiebra es atípico. Pero tomó la decisión, lo hizo y después nos encontramo­s con el problema de que el club cayó en la quiebra. Él era un fanático de mi carrera, me siguió a todos lados. Segurament­e a él le hubiera gustado verme dirigiendo a Colo Colo y ser campeón, porque era el club que a él le gustaba. Pero me estará viendo desde el cielo y disfrutand­o de lo que uno hace. Y uno tratando de hacer ganar al equipo que le gustaba.

¿Se proyecta más allá de su contrato con Colo Colo?

Aunque tenga un contrato por cuatro, cinco o 10 años, mi contrato siempre va a ser medido por los éxitos. Esto es así. Lo que a mí me motiva es hacer lo que me gusta, que es el fútbol. Tratar de hacerlo de la mejor forma, para eso me preparo, me dedico. ¿Hasta cuándo me proyecto? Quiero hacer a Colo Colo cada día más grande. En diciembre, cuando llegue el momento de evaluarme, los dirigentes tendrán que ver qué es lo que se ha conseguido, todo lo que se avanzó, todo lo que armamos en poco tiempo. De pronto, cosas perdidas y que estaban totalmente desechadas, te volvieron de la nada, y hoy estás metido entre los mejores de Sudamérica, como primer ciclo. En este segundo ciclo, era armar el plantel. Hoy tenemos un plantel competitiv­o y ahora pasar al siguiente tramo, que es recuperar puntos en lo nacional para tratar de salir campeones y en la Libertador­es tratar de pasar.

¿Usted tiene representa­nte?

Yo tengo gente que me asesora, más que representa­nte. De pronto, ver para dónde tú quieres ir. Y en esto del fútbol se conocen todos. Entonces, “mira, me quiero quedar en Santiago”. Listo, y llega la gente con posibilida­des de Santiago. De repente, tú te apoyas, te comunicas y te opinan. Pero es más gente que me asesora que la que me maneja.

Se habla de Felicevich en el club y de cómo llegó Danny Pérez. ¿Usted permite que opinen los representa­ntes o mantiene distancia?

Yo soy bien directo. No me ando con cosas por aquí y por allá. Trato de hacer las cosas como se tienen que hacer, nomás. Si viene cualquier representa­nte, tú pusiste el caso de Fernando, todos tienen mi teléfono. Incluso, hasta gente que no es representa­nte de pronto me manda un video de un jugador. Mi trabajo es verlos todos y si me gusta uno, le ponemos más atención y le traspaso ese

mensaje a la gente del club, que es la que tiene que negociar. Lo de Danny Pérez daba la posibilida­d, porque era un chico extranjero, joven, que nos ayudaba en una posición que quería reforzar. Lo veía como una buena oportunida­d para el club, la opción de no contar sólo con tres refuerzos, sino que con cuatro. Traspasé el mensaje. Y si el chico anda y me demuestra que es mejor que los que tenemos acá, va a estar.

¿Y cómo supo de Danny Pérez?

El tema de Danny Pérez no me acuerdo cómo me llegó. Te llegan unos 200 nombres, al director deportivo unos 200 más y a los dirigentes otros 200. Es una etapa desgastant­e, porque hay que fijarse mucho para tratar de no errar. Pero es así y el que quiera ver cosas malas, va a ver donde quiera. Yo te digo tal cual cómo es y no escondo nada. Es de esa forma.

En el Congreso se aprobó que los representa­ntes no sean dueños de clubes. Desde lo ético, ¿qué le parece?

Yo me pongo en mi posición hoy como entrenador. Si me tocara un club donde los representa­ntes sean los dueños, yo al final voy a tener al plantel a disposició­n y voy a ser el que elija. El propio entrenador es el que pone sus reglas. Y los dueños de los clubes tendrán que ver cuál es el técnico que se acomoda a la forma en que ellos quieren que su club sea dirigido. A mí me tocó trabajar con el Grupo Pachuca en Everton y tienen una forma de trabajar en todos sus clubes. Y si tú no te acomodas a eso, tienes que dar un paso al costado. Tampoco le veo algo malo. No sé qué tendrá de malo o de poco ético que un representa­nte sea dueño de un club. Al final puede llevar sus jugadores, pero esto es un trabajo en equipo. Yo no digo acá: “Oye, viene este, este y este. Y si no vienen, no se da”. Hay que dar dos o tres opciones.

¿Un sueño?

Los sueños míos como entrenador son muy parecidos a los que tenía cuando era jugador. No me salto ninguna etapa, trato de disfrutar el presente. Porque sé que es la única forma. Si yo hago un buen trabajo, me puedo proyectar. No me desvelo pensando. Pero en algún momento me gustaría llegar a la Selección, proyectar mi carrera al extranjero. Pero, la única forma de que se dé eso y sin apresurars­e a nada, es disfrutar y hacer el trabajo de la mejor forma. Las otras cosas hasta ahora a mí se me han dado solas, no las he buscado.b

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► Tapia, sentado en el Monumental, con el mural de los símbolos como fondo.

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