Integración: Hay que ir más allá
La polémica desatada por el proyecto municipal para la construcción de un edificio de viviendas sociales en el barrio Rotonda Atenas ha traído aparejado un debate donde aflora con fuerza la desigualdad que afecta a importantes sectores de la sociedad chilena. Y aun cuando informes económico-sociales nos muestran de manera optimista una disminución en los niveles de pobreza, lo que se espera es un cambio profundo en beneficio de quienes han sufrido la imposibilidad de tener acceso a mejores oportunidades.
Es cierto que la vivienda digna es y será una de las necesidades prioritarias de las personas y el gran mérito del proyecto de Las Condes es que eleva los estándares de calidad respecto a lo que habitualmente el Estado entrega a los sectores vulnerables. Sin embargo, hay que ir más allá.
En una mirada macro, lo que Chile necesita es un Estado moderno que tenga la capacidad para entregar servicios de calidad, un sistema educacional que acorte las brechas de la desigualdad, seguridad que brinde protección a los ciudadanos, que en materia de salud elimine las diferencias entre ricos y pobres. Todo lo anterior, porque el rol del Estado para entregar servicios de calidad es imprescindible e insustituible.
Y cuando hablamos de la calidad de los servicios que provee el Estado, hablamos incluso de que ellos sean capaces de competir con los que ofrece el sector privado, que los colegios públicos sean tan buenos como los particulares, que la salud que entregan los hospitales esté al mismo nivel de las clínicas, o que el transporte público -ese gran nudo ciego que tiene este paíslleve a destino con la misma dignidad al modesto trabajador como al ejecutivo de una empresa.
A decir verdad no es una municipalidad la obligada a resolver el problema de la vivienda de las personas y si ello ocurre es para suplir las grandes deficiencias del Estado en materia de calidad de servicios. Lo que corresponde entonces es que aquel genere un modelo de desarrollo y políticas públicas que orienten la inversión social a los sectores más vulnerables –adultos mayores y grupos de bajos ingresos- con la finalidad de brindar servicios de primera calidad, además de la vivienda, en áreas como salud, educación, cultura, transporte, seguridad, entre otros. El proyecto de Las Condes y el debate que ha traído da la posibilidad de ir al fondo y le plantea al gobierno el enorme desafío de desarrollar políticas que lleven al crecimiento y al reforzamiento del sector privado como generador de riqueza.