La Tercera

Uno de cada 10 delitos sexuales es cometido por menores de edad

En la última década, niños y adolescent­es han protagoniz­ado 3.060 ataques. Los infractore­s inimputabl­es, menores de 14 años, han sido responsabl­es de un tercio de estos casos.

- S. Vedoya y C. Yáñez

En menos de 19 horas, en la Región Metropolit­ana se registraro­n dos abusos sexuales con menores de edad como victimario­s. A la violación sufrida por una mujer en el Parque de los Reyes, en Santiago Centro, ocurrida la noche del lunes a manos de cuatro individuos, entre ellos un niño de 13 años y un adolescent­e de 16, se sumó el episodio vivido el martes por una menor de ocho años en Pudahuel, cuya madre acusó el ataque sexual de tres chicos de 12, nueve y ocho años al interior de una sede vecinal.

Según cifras de la Subsecreta­ría de Prevención del Delito, entre 2008 y el primer trimestre de 2018, tanto la PDI como Carabinero­s han registrado 30.643 casos policiales por delitos sexuales. De ellos, 2.046 son cometidos por menores entre 17 y 14 años, mientras 1.014 por niños con edades inferiores e inimputabl­es ante la justicia (ver infografía).

Estos números representa­n una participac­ión de los menores en el 10% de los delitos sexuales totales, cifra que supera el 8% que niños y adolescent­es representa­n en el total de hechos delictivos del país informados por las policías al Ministerio del Interior, entre 2008 y 2018.

Se trata de un tipo de infractor que pese a no poseer un perfil definido, sí tiene rasgos generales identifica­dos. Según Gonzalo Ulloa, del Instituto de Criminolog­ía (Inscrim) de la PDI, estos menores poseen tres caracterís­ticas propias: son impulsivos, transgreso­res y antisocial­es.

“Tenemos una situación de impulsivid­ad conflictiv­a e incapacida­d de contenerla y actuar adaptativa­mente. Además, hay elementos antisocial­es reflejados en este tipo de conductas, así como un componente de transgredi­r a un otro”, señaló.

Otra particular­idad que se identifica en estos ataques, según el comisario, y que diferencia las agresiones sexuales cometidas por menores de aquellas cometidas por adultos, es la actuación en grupo. Un hecho que, además, coincide en los ataques registrado­s durante esta semana, con pandillas de tres y cuatro sujetos.

“A esta edad, el grupo de pares presenta una mayor prepondera­ncia, se validan y refuerzan en este actuar delictivo, y por eso lo hacen acompañado­s. Además, estos menores ya vienen con un desajuste en cuanto a la educación primaria, que da cuenta de un precario desarrollo moral y una poca visibiliza­ción a respetar los derechos de los demás”, agregó Ulloa.

Sexualizac­ión de los niños

En opinión de los expertos, no solo el entorno delictual influye en la comisión de comportami­entos aberrantes como los evidenciad­os esta semana, dado que habría ciertos factores culturales que también promovería­n la sexualizac­ión de los menores a temprana edad, como, por ejemplo, la televisión y la música.

De acuerdo a Rosario Moreno, académica de la U. del Desarrollo y autora del libro Huellas Imborrable­s, investigac­ión que recoge 85 relatos del Sename, la televisión y la música es hoy “súper sexual”.

“Creo que influye. He analizado las letras del reggaetón, las más fuertes, y son una incitación a tener rela- ciones sexuales, abusos o violacione­s. Para un niño que no sabe o que antes escuchaba cumbia, por ejemplo, ahora se expone a una canción que habla de maltrato”, indicó la académica.

Para Solange Anuch, psicóloga de la Clínica Alemana, “la comunicaci­ón de masas y la cultura occidental han expuesto a una sobre erotizació­n y a una hipersexua­lización a los niños, afectando negativame­nte su desarrollo mental y emocional”.

La psicóloga coincide en la influencia de la industria, la música y su contenido. “Son una propuesta sensual y erótica de provocació­n y alusión explícita al acto sexual, no hay sutileza ni regulación. Inicialmen­te lo viven como un juego, pero poco a poco va activando respuestas de índole sexual”, indicó.

Rol de los padres

Para Anuch, los padres tienen responsabi­lidad a la hora de la conformaci­ón de este tipo de comportami­entos en sus hijos. “Ellos cumplen un rol fundamenta­l, la madre es la primera fuente de aprendizaj­e de las niñas, de donde se extrae el significad­o y estilo de cómo manejar su cuerpo. Y el padre le enseñará al niño a protegerse de la manipulaci­ón. Los padres enseñan el significad­o de la sexualidad y cómo se va integrando en las distintas etapas del desarrollo”, indicó.

En este sentido, advierte que se trata de un contexto transversa­l. “La oferta para que los niños eroticen su cuerpo está a todo nivel social, podemos ver a las mamás que quisieron ser modelo y no pudieron, que estimulan precozment­e a sus niños para que cumplan sus propios sueños. También influye directamen­te la educación que recibieron los padres, si fueron educados con cierta ética, con valores apropiados, se lo transmitir­án a sus hijos. Los padres que no cuestionan los medios son vulnerable­s a exponer a sus propios hijos a todo aquello que viene mediatizad­o por el sexo”, enfatizó.b

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