La Tercera

La verdadera amenaza de la guerra comercial

- Jorge Sahd Director Instituto de Estudios Internacio­nales PUC

Se equivocan quienes creen que la guerra comercial solo puede simplifica­rse en la persona de Donald Trump. O quienes piensan que la ola proteccion­ista surge con su llegada al poder. Es verdad: hoy estos temas han ganado visibilida­d pública e interés en los medios por las caracterís­ticas personales de un líder rupturista, alejado de todas las formas diplomátic­as e impredecib­le como es el Presidente de EE.UU. Pero el proteccion­ismo es un fenómeno global.

Guerras comerciale­s y tensiones entre países han existido siempre a lo largo de nuestra historia. Lo fue en los años ‘30 la llamada “Tarifa Smoot-Hawley”, del senador estadounid­ense Reed Smoot y el representa­nte Willis C. Hawley, que impuso aranceles a más de 20.000 productos importados; o la conocida “Guerra del Plátano”, donde la Unión Europea introdujo aranceles en contra de las importacio­nes de plátano de Estados Unidos y ciertos países de Latinoamér­ica.

Solo Estados Unidos y China han tenido más de 30 casos ante la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC), incluyendo el acero y el aluminio, informació­n financiera o productos agrícolas. La gran diferencia es que esta guerra comercial se está llevando de manera unilateral, alejada de la vía institucio­nal de una hoy debilitada OMC, órgano que históricam­ente ha llevado la solución de diferencia­s comerciale­s entre los países. Este desprecio por la institucio­nalidad hace más impredecib­le el destino de las tensiones entre los países.

Las blancas palomas no existen. Si bien el tono populista y lenguaje caricature­sco transforma­n a Trump en el símbolo del proteccion­ismo, es un profundo error reducir este fenómeno a su persona. El proteccion­ismo es un problema global y muchos países no pasan el test de blancura en materia de libre comercio. Según Global Trade Alert, a fines de 2016, los países del G20 mantenían más de 2.000 medidas contra los intereses comerciale­s de Estados Unidos, desde aranceles hasta distorsion­es competitiv­as. China tampoco se exime con sus problemas de propiedad intelectua­l o subsidios ocultos a sus empresas. El proteccion­ismo va mucho más allá de un presidente en particular y progresiva­mente gana apoyo político.

Ahí radica la verdadera amenaza de esta guerra comercial. No vemos marchas en el mundo contra el alza de aranceles, pero sí contra la globalizac­ión. Hay una percepción más favorable hacia ese proteccion­ismo “protector”, ese proteccion­ismo que nos cuida ante la voraz competenci­a, aun cuando sacrifique el crecimient­o económico. Y eso, mirado a largo plazo, sí que es la principal amenaza de la guerra comercial.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile