La Tercera

La cancha VIP en los conciertos está en tela de juicio

- Por Francisca Pérez y Andrés del Real

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Hace una semana, las quejas de músicos en un festival europeo volvieron a poner en entredicho las zonas preferenci­ales en este tipo de eventos. A doce años de su estreno en el país, y pese a sus cuestionam­ientos y elevados precios, en Chile siguen gozando de buena salud.

El nombre varía en cada ocasión: “Vip”, “Top”, “Premium”, o incluso una combinació­n de todas. El significad­o siempre es el mismo. Neologismo­s totalmente incorporad­os en el folclor de los espectácul­os en vivo del siglo XXI. Para los más críticos, eufemismos con los que se divide a la audiencia en base a su poder adquisitiv­o o a su línea de crédito. Así lo han entendido también algunas estrellas de rock, que el fin de semana pasado expresaron a viva voz su rechazo a una práctica que, a estas alturas, ya es parte integral de la experienci­a y el negocio tras este tipo eventos.

El epicentro del debate fue el Mad Cool Festival de Madrid, y tuvo como protagonis­tas a Queens of the Stone Age, quienes durante su actuación llamaron a la masa a saltar las vallas y pasarse al sector preferenci­al, justo delante del escenario y en ese momento casi vacío. Los escoceses Franz Ferdinand alegaron por lo mismo, y su líder, Alex Kapranos, se quejó en Twitter de aquellos asistentes más interesado­s por las selfies que por la música. “No digo que no haya sitio para ellos. Lo hay. Al fondo”, posteó.

El reclamo de ambos grupos, que en sus últimas presentaci­ones en Santiago no habilitaro­n áreas vip, vuelve a poner en entredicho el uso de este tipo de localidade­s, habituales también en Chile tanto en festivales como en conciertos individual­es. En éstos últimos, según fuentes de la industria, siguen ocupando en torno a un 5% y 10% del total de entradas vendidas de cada show, cifra sostenida durante la última década. Y aunque muchos las han visto como zonas exclusivas para invitados, en recintos como el

Movistar Arena las cortesías nunca superan el 10% de la zona Vip. En ese sentido, si bien han sido históricam­ente cuestionad­as, las áreas preferenci­ales siguen gozando de buena salud.

Su estreno formal en el país fue en febrero de 2006, para el Vertigo Tour de U2 en el Estadio Nacional. En aquella ocasión, el llamado “Golden Circle” no tuvo un costo mayor al de la cancha general, y su acceso fue por orden de llegada, con pulseras repartidas a 4 mil esforzados fanáticos que pernoctaro­n en el recinto. Desde entonces, se volvió una práctica entre las productora­s nacionales para shows de diverso aforo -se ha aplicado hasta en sitios pequeños como La Cúpula-, un mecanismo para conquistar a una audiencia con una oferta creciente y dispuesta a pagar más por una experienci­a distinta.

Este último punto en Chile no de- cae: si bien en la mayoría de los grandes conciertos de Latinoamér­ica se vende cancha Vip, es en suelo local donde los precios de este sector más se disparan. En el show de Morrissey de diciembre, por ejemplo, el valor de esta localidad es de $92 mil, mientras que en Argentina de $82 mil y en México $62 mil. El caso de Roger Waters es aún más revelador: en México cuesta cerca de $250 mil pesos y en Argentina alrededor de $100 mil, mientras que en Chile está dividido en cuatro áreas (Vip Top, Vip Platinum, Golden y Silver) y la más cercana al escenario llega a los $322 mil, tres veces más que en Argentina (donde eso sí, es de pie, sin sillas numeradas).

Jorge Ramírez, gerente general de Agepec, la asociación gremial de los promotores de conciertos, explica que la centraliza­ción es un factor importante: “Aquí no hay cómo prorratear los costos de un show, porque sólo se hacen en Santiago, mientras que en Brasil, por ejemplo, se hacen en varias ciudades, al igual que en Argentina. Entonces la recaudació­n total es bastante similar”.

Evolución Vip

El sistema, eso sí, se ha ido afinando, y cada vez son menos comunes escenas como las del Club Hípico en 2009, con un “Balcón preferenci­al” para el show de Depeche Mode que resultó tener vista parcial. Al año siguiente, problemas similares en recitales de Rage Against the Machine y Daddy Yankee llevaron a la justicia a condenar a las productora­s a cargo, que debieron compensar a parte de los “asistentes vip” con $27 mil y una UTM per cápita, según datos del Sernac.

En ese sentido, si bien el consenso de la industria es que las zonas preferenci­ales van a seguir, la visión de las productora­s es que éstas funcionará­n correctame­nte en la medida que armonicen con el escenario de turno y entreguen una experienci­a que valga su precio. Así, son los propios artistas los que han sacado provecho y adaptado su agenda a encuentros privados con fans y sectores preferenci­ales.

Lo anterior sugiere una realidad indesmenti­ble: los artistas siempre saben cuánto se cobra por cada entrada y cómo se distribuir­án las ubicacione­s. La excepción son los festivales, donde se someten a la dinámica general (muchas veces con áreas Vip que no se ubican justo frente a los escenarios). “Hay algo de populismo del lado de los artistas al decir ‘estoy con ustedes, con el pueblo’, sobre todo para los más rockeros, ya que siempre están asociados a management­s, agencias y grandes productora­s que tienen que sacar la mayor ganancia posible de esto. Ellos saben cuáles son las condicione­s del negocio de la música en vivo”, comenta Marcelo Contreras, crítico de música de este medio.

Entre los artistas locales hay matices. “Para los músicos hay un vínculo emocional bastante frío con las personas de la cancha Vip, porque hay varios que están ahí por motivos sociales distintos de la pasión por la música”, dice Carlos Cabezas. Rodrigo Osorio, de Sinergia, considera válido que existan estas divisiones, “pero hay una cosa cultural nuestra que valora mucho lo Vip, y también mucha disposició­n al pago por conciertos internacio­nales”. Para no generar distincion­es, músicos como Nano Stern dicen haber optado por habilitar sólo entrada general en sus recitales. “Pero también entiendo las dinámicas de producción, que para poder vender más entradas más baratas, venden otras más caras”, asegura.

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 ??  ?? ► El show de U2 en el Nacional, en 2006, inauguró la tendencia con el sector “Golden circle”.
► El show de U2 en el Nacional, en 2006, inauguró la tendencia con el sector “Golden circle”.
 ??  ?? ► Josh Homme, el líder y gran jefe de Queens of the Stone Age.
► Josh Homme, el líder y gran jefe de Queens of the Stone Age.
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► Alex Kapranos, cantante de Franz Ferdinand.

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