DELITOS SEXUALES DE MENORES Y ADOLESCENTES
SEÑOR DIRECTOR
Salvo una sexualización precoz por abusos y violencia sexuales anteriores, es difícil de concebir un ataque sexual intencional como delito, en un niño de 8 y 9 años de edad.
La adolescencia puberal lanza al niño a una fantasía activa que busca satisfacer con conductas placenteras que debieran desplazarse desde lo auto erótico y las caricias, a la actividad sexual en diversas formas con otras personas-habitualmente del sexo contrario-, a través del desarrollo progresivo y educado de una sexualidad responsable adulta madura, biológica, cognitiva, emocional, espiritual y ética valórica, social y culturalmente.
Entre los 14 y 18 años, la violencia grupal sexual, habitualmente es impulsada -a veces intencionalmente por conductas no mentalizadas reflexivamente ( “paso al acto”), y no empáticas, por el líder más desequilibrado, impulsivo y agresivo sin regulación ni inhibición de su conducta- características que todos los que participan, comparten en menor o mayor grado-. El grupo se transforma en una pequeña “manada primitiva”, que conducida por un precoz macho alfa actúa sin controles ni culpas individuales.
La exposición precoz y sistemática a la pornografía, antecedentes de abusos, la cultura machista extrema, la marginación y el aislamiento extremo, la falta del padre y una estructura familiar, antecedentes delictuales tempranos, alteraciones del desarrollo de la personalidad sociopáticas en niños, la falta de desarrollo moral y espiritual, algunas patologías mentales graves, el uso de drogas y alcohol, junto a una cultura de sobre erotización y sexualización precoz con un fetichismo del cuerpo, son sólo vectores de un campo de fuerzas de poder y placer, en donde pueden emerger azarosamente los acontecimientos complejos violentos, sean sexuales o no. Según el momento histórico y socio cultural, la etapa del desarrollo y subjetividad vivencial cognitiva, emocional y moral de quien lo comete, junto la ley- y su espíritu- iluminados por la ciencia, serán o no serán delitos.
Sergio Canals L.