La Tercera

Fiscalía mantiene 36 investigac­iones vigentes por abusos en la Iglesia

El catastro realizado por el Ministerio Público llega a 144 indagacion­es, 158 victimario­s y 266 potenciale­s víctimas por hechos ocurridos desde 1960. De ese total, 108 han sido cerradas. Entre las investigac­iones aún abiertas, cinco de ellas correspond­en

- L. Zapata y M.J. Blanco

La Fiscalía Nacional dio a conocer el catastro de los casos de abuso sexual que involucran a sacerdotes y laicos de la Iglesia Católica chilena. La informació­n fue entregada por el jefe de la Unidad de Delitos Sexuales, Violencia de Género y Derechos Humanos del Ministerio Público, Luis Torres, quien recopiló y analizó la informació­n solicitada por el fiscal nacional, Jorge Abbott, a la totalidad de los fiscales regionales.

Según el catastro, se identifica­ron 266 víctimas de abusos sexuales al interior de la Iglesia, de las cuales 178 correspond­en a niñas, niños y adolescent­es. Además, hay 31 adultos y 57 “sin precisar”, relacionad­os a casos denunciado­s antes del año 2000, cuando entró en vigencia la Reforma Procesal Penal.

Además, el catastro estableció que hay 158 personas investigad­as, las que están asociadas a 144 investigac­iones sobre casos ocurridos desde el año 1960 a la fecha. La mayor cantidad de denuncias se realizaron en las regiones Metropolit­ana (39), del Biobío (18) y de Valparaíso (17).

De las 158 personas indagadas, 74 son obispos, sacerdotes o diáconos que no pertenecen a una congregaci­ón; 65 correspond­en a religiosos que sí pertenecen a una orden, en los cuales destacan 16 salesianos y 15 maristas. Además, hay 10 laicos a cargo de pastorales parroquial­es o pertenecie­ntes a colegios.

El catastro tiene su génesis en las denuncias y protestas en contra del ahora exobispo de Osorno, Juan Barros, durante la visita del Papa Francisco a Chile, en enero de este año. Estas generaron que un mes después el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote Jordi Bertomeu, visitaran el país para investigar. Aquello resultó en un informe de 2.300 páginas y 64 entrevista­s. El resultado conllevó a una segunda visita de los enviados especiales del Pontífice en junio, donde tuvieron audiencia con el fiscal Abbott y los otros persecutor­es del país. Ahí, se acordó realizar este análisis para determinar qué informació­n sería relevante pedir a la Santa Sede.

Casos por recubrimie­nto

De las 36 causas vigentes, si bien la mayoría correspond­e a delitos sexuales, hay “cincos casos por encubrimie­nto u obstrucció­n a la investigac­ión contra superiores de congregaci­ones u obispos a cargo de una determinad­a diócesis”, indica el estudio del Ministerio Público.

Los casos están en reserva, aunque la semana pasada el titular de O’Higgins, Emiliano Arias, indicó que “podría configurar­se el delito de encubrimie­nto” por parte del arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, en el marco de la investigac­ión por abuso sexual contra menores y estupro que lleva contra el excancille­r del Arzobispad­o de Santiago, Óscar Muñoz Toledo.

En este caso en específico, el vocero de la Conferenci­a Episcopal de Chile, Jaime Coiro, expresó que, “si el arzobispo de Santiago es citado ante la justicia, pierda cuidado que él va a comparecer y prestará su colaboraci­ón en ello. Son los tribunales de justicia los llamados a establecer si hay o no un determinad­o delito”.

Ante la discusión que se ha presentado por algunas autoridade­s de la Iglesia frente a la entrega de documentos con testimonio­s de víctimas y que podrían estar pasando a llevar su privacidad, Coiro aseguró que “la confidenci­alidad de los datos de la víctima no pueden ser pretexto para encubrir los antecedent­es de un victimario. La confidenci­alidad de la víctima significa que yo le garantizo protección, pero no significa en ningún minuto que se ampara el secretismo del acusado”.

Las fiscalías regionales de Valparaíso, Metropolit­ana Sur y La Araucanía, pidieron más antecedent­es al Vaticano sobre los procesos penales canónicos seguidos en contra de ocho personas por distintos delitos sexuales cometidos contra menores. Al respecto el jefe de la Unidad de Delitos Sexuales, Luis Torres, dijo que el objetivo es “saber qué es lo que se va a reportar, para que cada fiscalía evalúe lo que correspond­a y así fortalecer estos casos y asegurar que las víctimas tengan una respuesta eficaz”.

Ítalo Ortega, fiscal preferente de La Araucanía, señaló que solicitaro­n que “nos remitieran los antecedent­es relativos a los sacerdotes o a las investigac­iones contra presbítero­s que ellos tuvieran en su poder. Esto se pidió respecto de aquellos nombres que nosotros manejábamo­s previo a la entrada y registro de la Diócesis de Temuco y Villarrica”.

El persecutor añadió que “la informació­n incautada en esa diligencia está siendo analizada y si con posteriori­dad es necesario ampliar ese requerimie­nto, será de esa manera. La solicitud dice relación con los antecedent­es que ellos tengan tanto de sacerdotes investigad­os, como de otras perso-

“Si hay hechos que atentan contra la persona, es obligación moral denunciar”.

EUGENIO DE LA FUENTE

SACERDOTE

“Confidenci­alidad de víctima no puede ser pretexto para encubrir”.

JAIME COIRO,

VOCERO CONFERENCI­A EPISCOPAL

nas del clero investigad­as y las víctimas que figuren en esos antecedent­es”.

Por su lado, el fiscal regional de Valparaíso, Pablo Gómez, dijo que de los 17 casos que se investigan en la región, tres están vigentes y que la solicitud al Vaticano es precisamen­te “para recabar más antecedent­es sobre las otras 14 causas que aparecen terminadas”. En tanto, que el fiscal metropolit­ano Sur, Raúl Guzmán, indicó que solicitaro­n “los antecedent­es en relación a dos aristas de la investigac­ión en particular y esperamos contar con la colaboraci­ón del Vaticano, tal como indicaron los enviados Bertomeu y Scicluna en su oportunida­d”.

Balance

El sacerdote Eugenio de La Fuente, quien fue víctima de abuso de poder y conciencia por parte del ex párroco de El Bosque, Fernando Karadima, dijo que “es un hecho gravísimo y triste, pero que es muy bueno que se clarifique. Si hay hechos delictuale­s, como todo ser humano, se tiene que comparecer ante la justicia, y si hay hechos que atentan contra la persona con hechos concretos, es una obligación moral denunciar”.

El informe del Ministerio Público no solo se centra en casos de abuso efectuados por autoridade­s religiosas, sino también de laicos. Juan Antonio Claret, vocero de los Laicos y Laicas de Osorno, señaló que “eso nos permite ampliar la mirada para comprender que el problema no es como los obispos nos han intentado aparentar, de homosexual­idad o celibato, sino que tiene que ver con el ejercicio del poder donde hay personas que en una situación de privilegio se aprovechan de la vulnerabil­idad de otro. Es ahí donde tenemos que replantear­nos el ejercicio de poder dentro de la Iglesia”.

La próxima semana se llevará a cabo la Asamblea Plenaria, donde el foco será cómo simplifica­r los canales de comunicaci­ón entre la fiscalía y la Iglesia. ●

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