La Tercera

Nueva propuesta del gobierno para “ley Uber”

Aun cuando corrige algunas distorsion­es del proyecto anterior, sigue sin apuntar a extraer todo el potencial de estas tecnología­s.

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El gobierno anunció el envío de una indicación sustitutiv­a al proyecto que actualment­e se tramita en el Congreso para regular las nuevas plataforma­s destinadas al transporte remunerado de pasajeros, más conocido como “Ley Uber”. Aun cuando esta iniciativa deja de lado algunas de las restriccio­nes que contenía el texto enviado bajo la administra­ción anterior -que constituía­n un abierto retroceso-, sigue siendo un proyecto que no apunta a estimular todo el potencial de estas nuevas tecnología­s, persistien­do en la idea de regulacion­es que se asimilen a los “taxis amarillos”, sistema cuyas artificial­es barreras de entrada precisamen­te han llevado a un servicio oneroso, y de estándares en general insatisfac­torios.

No deja de ser llamativo que estas plataforma­s se han expandido y funcionado admirablem­ente bien, sin necesidad de ninguna ley especial que las regule. En conjunto suman cerca de 100 mil conductore­s y más de dos millones de usuarios, un fenómeno a estas alturas incontenib­le, y que son el innegable reflejo de una economía libre. De allí que el sentido de una ley debería apuntar a formalizar una actividad que en los hechos ya opera masivament­e, establecer las condicione­s para que efectivame­nte las empresas que operen en el país se ajusten al mismo régimen tributario de cualquier emprendimi­ento, y desde luego crear las condicione­s para que estas plataforma­s se masifiquen aún más, de modo que más personas puedan acceder a las ventajas de estos servicios.

El proyecto de ley que ha presentado el Ministerio de Transporte­s corrige algunos de los problemas más graves que tenía el proyecto del gobierno anterior. Por de pronto, no insiste en la idea de restringir el parque vehicular, y en principio tampoco contempla la aplicación de un impuesto especial por kilómetro recorrido, cuya recaudació­n insólitame­nte se iba a destinar a un fondo de innovación del transporte, idea de dudosa constituci­onalidad. Sería un avance si estos lastres quedan definitiva­mente de lado; en cambio, se mantienen otras restriccio­nes que no apuntan en la dirección de permitir que estas plataforma­s sigan su cauce natural de expansión.

El nuevo proyecto insiste en que todos los conductore­s de estas plataforma­s cuenten obligatori­amente con licencia profesiona­l, un requisito que parece excesivo, además de oneroso. Como lo que se requiere son conductore­s que conozcan bien la reglamenta­ción del tránsito, sepan reconocer las situacione­s de riesgo en la conducción y eventualme­nte manejen nociones de primeros auxilios, la posibilida­d de crear una licencia intermedia es una idea que debería ser evaluada en la discusión legislativ­a.

Siendo razonable que se busquen homologar el régimen tributario con otras empresas que ofrecen servicios de transporte, habrá una dificultad objetiva para que no se produzcan situacione­s discrimina­torias respecto de otras plataforma­s constituid­as en el extranjero, como el streaming, o alojamient­o. Para estos efectos, sería preferible no adelantars­e y esperar a que exista una regulación general para todas las plataforma­s que no tienen base en Chile, materia que está en plena evaluación.

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