IGLESIA Y TRANSPARENCIA
SEÑOR DIRECTOR
El padre Marcelo Gidi ha señalado recientemente en la prensa, con ocasión de la detención de un sacerdote por una denuncia de abuso, que hubo falta de transparencia de la autoridad que no comunicó la verdad de los hechos.
Pues bien, sorprende lo señalado, en circunstancias que con motivo de una denuncia canónica de carácter doctrinario, que presentamos siete profesionales católicos en contra de una universidad católica y su ex rector (también sacerdote) hace cuatro años atrás, fuimos citados por el padre Gidi, el suscrito y Álvaro Ferrer, también abogado y denunciante, para notificarnos la sentencia correspondiente a nuestra denuncia.
Nos sorprendió dicha citación, ya que la supuesta sentencia dictada correspondería a la de un quinto tribunal (se la habían ido pasando uno a uno, otros cuatro tribunales), en circunstancias que en éste último ni siquiera se había abierto el proceso, por lo cual mal podía haberse dictado sentencia.
Reunidos ya con el padre Gidi – y no obstante reconocer éste que no tenía resolución alguna que lo habilitara para actuar como ministro de fe-, nos dijo que nos notificaría la sentencia, verbalmente, a través de un comentario que haría de la misma, lo que nos llevó a abandonar el lugar de la citación, en rechazo a tan viciado procedimiento.
Según lo descrito, esa falta de transparencia que el padre Gidi ahora denuncia, la cometió él mismo en nuestro caso y la han practicado otros tribunales eclesiásticos muy vinculados al Papa, a través de los obispos, sin haber abierto proceso alguno en cuatro años, lo que acusa un inaceptable encubrimiento a los denunciados.
Es precisamente esa falta de transparencia – y más grave aún, de juridicidadlo que está provocando mucho daño en nuestra Iglesia, y que un profesor de derecho canónico como el padre Gidi, no sólo debiera conocer, sino evitar caer en lo mismo, como ha ocurrido con nuestra denuncia.