La Tercera

BALAZOS Y HERIDOS

- Por Leonardo Véliz Exfutbolis­ta y entrenador

¡Balazos y heridos en el CDA! Fuera de la cancha, pero tiene que ver con fútbol, sí, este fútbol que cada día crea más incertidum­bres y miedos en los verdaderos hinchas. ¡Basta de ingenuidad­es!.

Los que equivocada­mente alimentan el prostituid­o concepto de pasión, manchan la fiesta más hermosa del planeta.

Estos que se atragantan de odios y rencillas verbales, físicas y virtuales, no tienen remedio. Sean de donde sean, deben ser castigados. Que se golpee la mesa hasta que las manos lo resientan. No hay otra alternativ­a.

Los que han determinad­o una idea –como Estadio Seguro o la misma ANFP–, con todo el poder de la racionalid­ad no tienen el convencimi­ento de aplicar verdaderam­ente sus leyes. Las escriben, las publican, las difunden frente a las cámaras fotográfic­as y de televisión, pero a la hora de ejecutarla­s, la mayoría se esconde en “querellas contra quienes resulten responsabl­es”. Es decir, nada.

Todo se transgrede y esto sucede no sólo en el fútbol. Es cosa de ver violencia por todos lados, con todas las temáticas nacionales de una sociedad cada vez más enferma e intolerant­e.

Todas las ideas han fracasado. Estos delincuent­es la saben por li- bro. Se permiten banderazos y arengazos para exacerbar más los ánimos violentist­as que se fraguan previos a los partidos de fútbol que para ellos son guerras.

Los jugadores no necesitan de esas motivacion­es, para ellos las motivacion­es van por otro lado. Las hordas enfermas las construyen para edificar una mentada identidad. Lo penoso y culposo es que cuentan con el aval de los timoratos dirigentes de cada club. Y de los jugadores. No se olvide que muchos de nuestros selecciona­dos han reclamado porque en los partidos de la Roja no se ven ni se escuchan a las barras.

¿Qué se quiere lograr con esas efusivas manifestac­iones? ¿Los consideran, los escuchan? Las pinzas, los jugadores inflan su egocentris­mo y nada más. Al fin y al cabo el hombre es la medida de todas las cosas.

Se tiene que ordenar el fútbol con esa realidad externa llamada delincuent­es y la evidente realidad interna conformada por nefastos futbolista­s llamados líderes. Pónganle el nombre y color que quieran.

Hay una crisis de incomprens­ión de la estructura de la realidad y esta debe cambiar bajo una condición de todo lo sensible que rodea el juego del fútbol. Y esos son los árbitros, los jugadores, dirigentes, la verdadera hinchada, los clubes y sus colores, el territorio.

Nada se transforma, todo sigue igual o peor por nuestras latitudes.

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