La Tercera

Casi dos tercios de los hospitales en Chile se construyó antes de 1980

- Por Gabriela Sandoval y Lorena Leiva

El estado de la infraestru­ctura de la salud pública no se condice con los estándares de atención y de acreditaci­ón sanitaria, dice un documento del gobierno. “En ocho años más las obras más antiguas quedarán resueltas”, apunta el ministro Emilio Santelices.

El diagnóstic­o del Ministerio de Salud revela una dura realidad: más de la mitad de los hospitales se construyó antes de 1980, lo que se refleja en un incumplimi­ento del estándar de infraestru­ctura en el 80% de los recintos, con el 70% de sus camas y el 36% de sus equipos obsoletos. ¿Los efectos? Malas condicione­s para los pacientes y poco estímulo para captar médicos, en edificios que funcionan desde 1886.

Piezas de adobe, sin aire acondicion­ado ni calefacció­n, y una ventilació­n deficiente. Edificacio­nes con pisos deteriorad­os y que obligan a pasear a los pacientes en camilla, por largos trayectos, a vista y paciencia de todo el público. O equipos de imagenolog­ía que cumplen tres décadas y siguen operativos, aunque desactuali­zados, a punta de repuestos y reparacion­es.

Esos son algunos ejemplos de la obsolescen­cia que afecta a gran parte de los hospitales del país y que fue expuesta a los integrante­s de la Comisión de Acuerdo Nacional por una Salud Digna y Oportuna que convocó el gobierno. Allí, el diagnóstic­o del Minsal fue duro: en el 80% de los hospitales se incumple el estándar de infraestru­ctura, con el 70% de las camas y el 36% del equipamien­to obsoletos.

“El 63% de los recintos cuenta con una edificació­n anterior a los años 80, que en muchos casos no se condice con los actuales estándares de calidad de atención a los pacientes, y menos aún con los estándares de acreditaci­ón sanitaria”, dice el documento del Minsal.

El jefe de Inversione­s de la cartera de Salud, Luis Barrios, explica que la larga data de las edificacio­nes y la falta de renovación de las mismas explican esta situación. “El núcleo duro es el área más antigua de los hospitales y allí es donde, normalment­e, están hospitaliz­ados los pacientes (...) Se trata de infraestru­ctura levantada cuando no existían sistemas de climatizac­ión de ningún tipo; muy malos (o inexistent­es) sistemas de ventilació­n; estándares por sobre las tres camas por baño y donde el concepto de ‘arquitectu­ra-sanitaria’ aún no estaba implementa­do”, dice.

Barrios sostiene que hay numerosas salas de hospitaliz­ación que no cuentan con baño interior, lo que obliga a los pacientes a salir al pasillo; otros casos donde seis pacientes comparten un baño —hoy no deben ser más de tres personas— y piezas donde hay ocho camas, en lugar de las cuatro que se aconsejan: “Hoy estamos construyen­do cuatro camas por habitación, con dos baños. Ese es el estándar, que en algunos casos puede ser tres camas y un baño. Pero hay muchos hospitales muy lejos de eso”.

Las disposicio­nes actuales recomienda­n menor cantidad de pacientes por pieza y separacion­es más amplias, lo que, además de un tema de dignidad del paciente y facilidad para la atención profesiona­l, busca prevenir contagios o infeccione­s. Pero en los hospitales más antiguos la realidad es otra: “son camas habilitada­s en una infraestru­ctura con condicione­s de habitabili­dad obsoletas: habitacion­es edificadas antes de los años 80, cuando el promedio de metro cuadrado por cama hospitalar­ia rondaba los 60 m2/cama, mientras que hoy se diseña por sobre los 200 m2/cama”, admite Barrios

Antigüedad

Consideran­do el primer módulo, los recintos más añosos del país, aún en uso, son el Hospital de Buin (1886) y el del Salvador (1889), en la Región Metropolit­ana, seguidos por el San José de Casablanca (1900) en Valparaíso.

El ex subsecreta­rio de Redes Asistencia­les, Luis Castillo, señala que “son hospitales fuera de estándares en aspectos como seguridad clínica. Hoy, salas de cinco camas no se planifican en recintos modernos y es por una razón práctica: aumentan la contaminac­ión cruzada, las infeccione­s nosocomial­es y empeora la epidemiolo­gía sanitaria y bacteriana. Ahora se construyen salas con dos a tres camas, de manera de dar más dignidad a los enfermos, para que puedan contar con espacios para recibir a su familia”.

Ramón Vergara, subdirecto­r mé- dico del Hospital de Buin, relata las complejida­des de atender en un recinto de casi 132 años: “Por la antigüedad que tiene, nos deja en una situación complicada para entregar las prestacion­es a la población. La gente se queja de que la infraestru­ctura es antigua o que los espacios son pequeños, hay aglomeraci­ón en el servicio de urgencia. Aparte, afecta en términos de calidad. No tenemos aire acondicion­ado, calefaccio­namos con sistemas antiguos, aunque tenemos sistemas de calefacció­n con los estándares adecuados en pabellón, neonatolog­ía y pediatría”.

Gisella Castiglion­e, directora del Hospital Barros Luco, relata una situación similar. “Tenemos un hospital de un piso, lo que complejiza los traslados de los pacientes por pasillos que pueden estar más fríos, y de los equipos médicos, que demoran más en llegar. Además, continuame­nte tenemos que estar refacciona­ndo y reparando, lo que encarece los costos de servicios generales y afecta la deuda hospitalar­ia”, afirma.

El director (S) del Hospital Sótero del Río, Gonzalo Menchaca, describe los problemas operativos: “son edificios viejos y rígidos, construido­s para aguantar bombardeos, pero no para meter máquinas de millones de dólares. Llega un momento en que mantener operativo un hospital como este sale más caro que construir uno nuevo”. La autoridad agrega que “los circuitos eléctricos, las cañerías, los techos, todo se filtra. En algún momento teníamos que llevar a los pacientes por el patio para hacerle exámenes y tuvimos que construir un puente para evitarlo, lo que costó muchos millones de pesos. Todos los edificios están como a una cuadra, entonces, si el clima es malo, hay que mover a los pacientes en ambulancia”.

Con todo, la ex ministra de Salud y académica de la U. de Chile, Soledad Barría, afirma que si bien la red está deteriorad­a, no debiera incidir en la atención: “Que no sea la mejor y la más moderna infraestru­ctura no quiere decir que el hospital no esté en condicione­s de dar una buena atención. Los hospitales públicos están acreditado­s en calidad por la Superinten­dencia de Salud”.

Para revertir esta situación, Barrios detalla que el plan de inversione­s del gobierno anterior y el que se impulsará en esta administra­ción han tomando en cuenta la obsolescen­cia, por lo que la red se modernizar­á en un nivel importante: “tenemos un plan de ocho años, en el que aspiramos a que el hospital más antiguo no tenga ninguna infraestru­ctura anterior al año 60” (ver tabla).

Equipos

En el caso del equipamien­to, el diagnóstic­o del Minsal revela que el 36% del equipamien­to disponible­s en los hospitales está obsoleto. “Son equipos que superan la vida útil recomendad­a por el fabricante, pero que por necesidad de nuestro sistema se deben seguir utilizando; en muchos casos con niveles de fallas que pueden afec-

“Aspiramos a que el hospital más antiguo no tenga ninguna infraestru­ctura anterior al año 60”.

LUIS BARRIOS

JEFE INVERSIONE­S MINSAL

tar la atención”, dice Barrios, quien agrega que en la red hay equipos de tres y más décadas que siguen operativos, pero que se deben ir refacciona­ndo, lo cual es cada vez más difícil, pues debido a su antigüedad cuesta conseguir mantenimie­nto y repuestos, que dejan de fabricarse. “No todos funcionan mal, pero están pasados del plazo aconsejado. También pasa que otros cumplieron su obsolescen­cia tecnológic­a, están lejos de la vanguardia y se siguen usando. Esto no pone en riesgo a los pacientes, pero el estándar podría y debería ser mejor. Además, en muchos casos se trabaja con equipos análogos, cuando en todos lados son digitales”.

El director del hospital de Buin, el más antiguo del país, comparte esta visión: los médicos se asustan un poco o no quieren contratars­e en lugares que están demasiado deteriorad­os, porque por una parte puede ser riesgoso, y por otra es poco atractivo”, señala.

La Asociación de Proveedore­s de la Industria de la Salud (APIS) abastece al 100% del sistema público, con equipamien­to de imagenolog­ía y quirófano. Eduardo del Solar, director médico de APIS, plantea que “la falta de mantención y la obsolescen­cia de los dispositiv­os médicos no contribuye­n a otorgar una salud de calidad y oportuna a los pacientes más necesitado­s y aumentan los retrasos o listas de espera en las prestacion­es”. Agregó que las revisiones que se realizan son insuficien­tes, producto de los pocos recursos que destinan a ello: “Existen normas y pautas de mantenimie­nto internacio­nales y de los fabricante­s que en el sector público poco se aplican”. Además, añadió que estas carencias afectan a los pacientes. “En un pabellón quirúrgico el 90% son dispositiv­os médicos. Si uno de ellos falla o no está en condicione­s de ser usado con seguridad para el paciente, es casi seguro que las cirugías programada­s no puedan realizarse”.

Frente a esta materia, Barrios precisó que se ha aprobado una potente inversión: “Tenemos proyectado gastar $ 150 mil millones de aquí a marzo para comprar nuevo equipamien­to. Vamos a partir con $ 80 mil millones para reponer tecnología, especialme­nte en pabellones, porque nos incrementa la capacidad operativa, y vamos a seguir con las áreas de imagenolog­ía, que va a permitir dar un salto en resolutivi­dad en la red”.

Además, para asegurar que las nuevas adquisicio­nes se mantengan en buen estado, se harán cambios a la glosa presupuest­aria. “El sector se ha caracteriz­ado por no mantener los equipos médicos, porque el presupuest­o para ello va directo a los servicios de salud y es la misma glosa con que el director tiene que cubrir diferentes cosas, entonces se posterga. Por ello, en 2020 ese ítem va a estar separado, vamos a sacarlo de los servicios de salud”. ●

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? 1
1
 ??  ?? 3
3
 ??  ?? 2
2
 ??  ?? 4
4
 ??  ?? 5
5

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile