CRÍTICAS DE EXMANDATARIA AL MODELO “NEOLIBERAL”
Las recientes afirmaciones de la expresidenta Michelle Bachelet en un seminario sobre salud en Brasil, confirman una disposición a privilegiar en sus análisis y propuestas consideraciones de tipo ideológico, por sobre las complejidades de la realidad. Así -como un postulado revelador de su forma de enfrentarse a las políticas sociales- indicó que “hablar de la salud de las personas no es posible sin hablar de la salud de la democracia”. Consistente con esta premisa, dejó ver su disconformidad con lo que estima son componentes extraños en el sistema chileno de salud pública, “que solo se explican por la dinámica de la competencia”, en un país que “se convirtió en un experimento neoliberal, donde la supremacía del mercado se instaló sin contrapeso”.
Este y otros pronunciamientos de la exmandataria, emitidos tras dejar la presidencia de la República, ayudan a entender mejor el carácter refundacional de su segunda gestión. La priorización de objetivos en su reciente gobierno y la selección de instrumentos para lograr avances, estuvieron más condicionados por los requerimientos de la visión ideológica que se quería impulsar, con escasa consideración a las consecuencias que afectarían a la ciudadanía.
Hoy se conoce que el origen del programa de gobierno de la Nueva Mayoría fue muy poco participativo, habiéndosele prácticamente impuesto a los partidos de la coalición una propuesta elaborada por un grupo cercano a la exmandataria. De corte estatista y antimercado, el “Programa” fue una y otra vez esgrimido por el gobierno para frenar intentos, en la propia coalición, de ajustar su acción a demandas ciudadanas. Las consecuencias económicas y sociales de menospreciar las instituciones propias de una economía libre -peyorativamente calificada como “neoliberalismo”- fueron muy duras para el país; el avance sin concesiones hacia una “sociedad de derechos” puso en alerta a la ciudadanía, y la sanción política a la Nueva Mayoría fue elocuente.
Un reencuentro exitoso de izquierda y centroizquierda requiere diálogo, apertura y capacidad autocrítica. La persistencia en una lectura ideológica de la realidad es un elemento complejo para el ejercicio de rearme de estos sectores, que debe ser participativo y conjugar preferencias ideológicas con requerimientos de la realidad.