La Tercera

La vitrina

- Óscar Guillermo Garretón Economista

Es curioso. Si hablamos de consecuenc­ia democrátic­a, mayorías estables y prosperida­d para sus pueblos, no brillan en la actual vitrina de ofertas de la izquierda latinoamer­icana sus experienci­as más exitosas como gobernante. Ni el Frente Amplio del Uruguay, tal vez de poco glamour revolucion­ario, salvo Pepe Mujica. Ni los gobiernos de Fernando H. Cardoso en Brasil y de la Concertaci­ón de Chile, que decididame­nte fueron retirados de ella, por presuntas desviacion­es “neoliberal­es”.

Así las cosas, lucen en la vitrina de la izquierda latinoamer­icana, Cuba con sus 60 años de revolución, Venezuela y Nicaragua con sus crisis descomunal­es, la Argentina de Cristina Kirchner procesada por corrupción, Correa de Ecuador y Morales de Bolivia, buscando prolongars­e indefinida­mente en el poder. Nada muy atractivo, ¿verdad? Hacen nata en la izquierda los que ven todo éxito como sospechoso y todo fracaso e inconsecue­ncia como excusable en la maldad de otros.

También está Lula en la vitrina. Pero no por sus dos exitosos gobiernos que, sumados a los de Cardoso, fueron buenos tiempos para Brasil. Está en ella procesado por corrupción.

Mi alegato al respecto no es judicial, ni sobre la calidad de las institucio­nes brasileñas; aún siendo mejores que varias de la vitrina. Bien sé también que la política nunca desaprovec­ha las caídas de un adversario, pero ajusta su reacción a sus posibilida­des. Personas distintas pueden tener castigos y solidarida­des diferentes por acusacione­s parecidas. Lula está preso mientras Cristina Kirchner, acusada igualmente de corrupción, está en libertad y sin carta.

Es un tema si la justicia brasileña se “extralimit­ó” con Lula. Pero hay otro que me consterna más. Allá no está procesado solo Lula; también José Dirceu, líder político del PT y su jefe de gabinete presidenci­al condenado en 2012, otros dirigentes de ese partido, de otros partidos y varios grandes empresario­s, acusados de corrupción dentro y fuera de Brasil. De esa trama corruptora hay dirigentes políticos y grandes empresario­s confesos. Es difícil, casi insultante, sostener que de esto Lula nada sabía. Eso me importa más que el departamen­to de tres pisos con piscina, o las otras causas abiertas contra él.

Hay demasiadas señas de colusión entre el PT y el gran capital. Manchó en su accionar corrupto a políticos de toda la región, incluido Chile. ¿Nada saben de las redes del PT de Lula con OAS, Odebrecht y otros? ¿No estuvo Lula en Chile en noviembre de 2013, promoviend­o ante autoridade­s y privados la adjudicaci­ón a OAS – la misma del avión de campaña de MEO - de la licitación del Puente del Chacao? La vitrina descrita no enorgullec­e a la izquierda latinoamer­icana, la agobia. La chilena debe evitar aparecer cohabitánd­ola. Más aún, obliga a revisar a fondo muchas cosas para asegurar capacidad de generar prosperida­d y justicia social; e intransige­ncia ética al actuar.

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