La Tercera

Justicia dicta la condena más alta por el delito de trata de personas

Tribunal de Osorno sentenció a 15 años de cárcel a pareja de ecuatorian­os. Antes de este fallo solo había sanciones por tráfico de migrantes.

- Leyla Zapata Sánchez

La Fiscalía de Osorno, en conjunto con la Brigada Investigad­ora de Trata de Personas (Bitrap) de la Policía de Investigac­iones (PDI), consiguier­on la condena más alta en materia de trata de personas, es decir, explotar o someter a esclavitud a otro.

Los sentenciad­os, una pareja de ecuatorian­os, fueron condenados a 15 años de presidio efectivo y multas por trata de personas y tráfico de migrantes.

La “Mingala”

Invierno de 2015. Rosa Tambaco y César Cabascango viajaron a su natal Ecuador, a la ciudad de Otávalo. Allí contactaro­n a Javier, de 17 años, además de John y Jonathan, de 18 años, a quienes les ofrecieron viajar a Chile, donde ambos condenados ya estaban radicados con residencia permanente, para trabajar, a cambio de 150 dólares mensuales, que serían enviados a sus familias en Ecuador una vez que regresaran.

Sus connaciona­les asintieron amparados en lo que conocen como “mingala”, asociada a la cultura histórica otavaleña, respecto del migrante exitoso que mejora sus condicione­s de vida.

“Se aprovechar­on de la vulnerabil­idad de estas personas y del bajo nivel socioeconó­mico y escolar de sus familias”, advierte la comisaria Karen Hernández, jefa de la Bitrap.

Pero el sueño se esfumó rápido. El 28 de agosto de 2015, los tres jóvenes y los dos imputados ingresaron a Chile por el paso fronterizo de Colchane, en el norte. Las víctimas lo hicieron como turistas y portando mil dólares cada uno, proporcion­ados por la pareja.

Cruzada la frontera, les quitaron el dinero, sus pasaportes y los llevaron a Concepción. Allí, según los antecedent­es de la Bitrap, dormían los tres en una cama y debían trabajar en carpinterí­a y albañilerí­a, reparando el puesto de artesanías de los imputados. El 9 de septiembre, al ver que las condicione­s prometidas no eran tales y con ayuda de su familia, Jonathan logró regresar a su país.

Pero John y Javier no corrieron la misma suerte y fueron separados para trabajar en puestos de artesanos,

“Estamos en presencia de delitos emergentes, que no respetan fronteras” .

COM. KAREN HERNÁNDEZ JEFA BITRAP PDI

instalados en distintas plazas del sur de Chile. La jornada era de 8 a 22 horas, debían cocinar, comer, bañarse y dormir dentro del mismo puesto. No hubo sueldo, solo podían quedarse con $ 3.000 diarios, con lo que debían alimentars­e. Tampoco hubo remesas a sus familias.

La PDI los descubrió en Osorno, denunció los hechos y comenzó la investigac­ión, que culminó el 14 de junio pasado con la primera sentencia por trata de personas. Condena cuestionad­a por la defensa mediante un recurso de nulidad ante la Corte de Apelacione­s de Valdivia, que será revisado el 9 de agosto.

“Esperamos que la sentencia quede firme”, dijo la comisaria Hernández, agregando que se está en presencia de “delitos emergentes, que nos vamos a tener que acostumbra­r a investigar. Hablamos de un ilícito transnacio­nal, que no respeta fronteras”, aseguró.

La trata en el mundo

Según el Departamen­to de Estado de EE.UU., 45,8 millones de personas sufren esclavitud moderna en 167 países. En Chile, los registros de la PDI indican que al 31 de diciembre pasado había 214 víctimas de trata y 33 investigac­iones formalizad­as por este ilícito.

La ONU señala que Chile cumple con todos los requisitos para combatir la trata de personas. El tema preocupa al gobierno, que trabaja en dos instancias paralelas: una encabezada por el Ministerio de Justicia, donde se trabaja intersecto­rialmente en prevención, y otra liderada por Interior, en la que la perspectiv­a es la seguridad pública. ●

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► Los ministerio­s de Justicia e Interior encabezan dos mesas paralelas para combatir este delito.

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