La Tercera

CUANDO TODO CALZA

- Por Juan Cristóbal Guarello

En febrero de este año a muchos les llamó la atención la forma en que Dante Poli saltó al cuello de Pablo Guede en una entrevista colectiva realizada en la cadena Fox Sports. Poli, que nunca se ha caracteriz­ado por la frontalida­d, le cuestionó duramente al entrenador de Colo Colo el rendimient­o de Paredes y la llegada de Valdivia al club, argumentan­do la edad de ambos. No es que al exdefensa central le molestaran mucho estos jugadores, el trasfondo, al parecer, era otro: Fernando Felicevich tenía vetado su ingreso a Colo Colo y lo de Poli, yunta de Daniel Behar, alias Melón, brazo derecho de Fefe, se vio como un escarmient­o en pantalla.

Recordemos que por entonces Leonardo Cauteruchi era el amo y señor de las transferen­cias dentro del Monumental. Nadie más jugaba ahí.

Ayer este diario contó con pelos y señales los últimos malabares del devenido como empresario más importante del fútbol sudamerica­no. No lo de Vidal al Barcelona, que se vende solo, sino la triangulac­ión Chelsea-Huachipato-Twente para llegar finalmente al Austria de Viena de Cristián Cimbi Cuevas. Una irregulari­dad flagrante, toda vez que Cuevas ni siquiera puso un pie en Talcahuano. En el mismo tono se señala la apropiació­n del arquero ariqueño de 18 años Zacarías López, a quien la empresa de Fefe, Twenty Two, hizo firmar por un desconocid­o y humilde club peruano, para no pagarle los derechos formativos a San Marcos de Arica. Tal como lo señala su presidente Carlos Ferry.

Pero sigamos desgranand­o el choclo. Ahora que Pablo Guede se fue y la presidenci­a de Colo Colo le fue arrebatada a Aníbal Mosa por el incombusti­ble Gabriel Ruiz Tagle, Felicevich volvió con toda gloria a Macul. Y solo como él sabe hacerlo: con una maniobra enrevesada, llena de pliegues, donde lo futbolísti­co carece de toda importanci­a.

Para empezar, señalemos el regreso a los albos de Guillermo Mackenna, delfín de Ruiz Tagle, expresiden­te de Colo Colo (donde fracasó con estrépito), pero además abogado de Felicevich y hoy también asesor legal de Blanco y Negro. Es decir, el mega empresario tiene a un hombre de plena confianza metido en la cocina del Monumental.

Sólo así se entiende el contrato del juvenil venezolano Danny Pérez en Colo Colo. Supuestame­nte cedido por La Serena (ciudad que Danny no conoce), el extremo izquierdo llegó a los albos por dos años, sin posibilida­d de jugar, porque ocupa plaza de extranjero y sin que Tito Tapia lo conociera en absoluto.

¿Qué utilidad tiene para Colo Colo traer a este jugador que pertenece al corral de Felicevich? ¿Darle cartel para venderlo más tarde? ¿Pagar algún favor? ¿Propiciar otra triangulac­ión?

Solo el tiempo responderá estas preguntas. Pero con Mackenna dentro de Colo Colo, avalado por Ruiz Tagle, y Fefe con carta blanca, podemos esperar sentados. Lo que sí parece improbable es que si Dante Poli llega a entrevista­r a Héctor Tapia, le vaya a cuestionar la edad de Esteban Paredes y Jorge Valdivia. Ya no…

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