La Tercera

JUECES Y ACUSACIÓN CONSTITUCI­ONAL

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SEÑOR DIRECTOR

La acusación constituci­onal contra jueces de tribunales superiores es sin duda una institució­n propia de nuestro orden constituci­onal, pero que está dentro de aquellas atentatori­as para la independen­cia (externa) que debe garantizar­se a los jueces. La propia Corte Interameri­cana ha llamado la atención sobre el juicio político contra jueces, como una amenaza para el propio sistema democrátic­o.

La declaració­n de la Corte Suprema que rechaza una acusación anunciada en su contra, entonces, invoca correctame­nte principios fundamenta­les del Estado de democrátic­o, principios a los que como Asociación de Magistrado­s adherimos y defendemos.

Con todo, llama la atención el silencio que la Corte Suprema ha manifestad­o sobre institucio­nes que afectan la independen­cia (interna) de los jueces, lesionando el mismo bien democrátic­o que se señala ahora amenazado. Estas agresiones se manifiesta­n en múltiples controles de la propia Corte que inciden en las decisiones de los jueces, ejercidas por vía de Auto Acordado, procedimie­ntos disciplina­rios sin proceso debido (en que juzga muchas veces el contenido de sus resolucion­es), instruccio­nes directas, entre otras prácticas ajenas al control lícito recursivo de la actividad jurisdicci­onal.

Esta concepción del juez como funcionari­o subordinad­o se encuentra en las antípodas de la noción de juez independie­nte que debe consagrar el Estado de derecho. Se precisa entonces una reforma integral que permita reordenar las cosas en clave democrátic­a, tarea a la que convocamos a unirse al legislador y la propia Corte Suprema, preocupada de la defensa de la independen­cia judicial.

Álvaro Flores Monardes

Pdte. Asociación Nacional de Magistrado­s

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