La Tercera

Los hinchas de los banderazos del Superclási­co

Doce mil hinchas respaldaro­n a Colo Colo en el Monumental. Hoy es el turno de la U. Fanáticos, principalm­ente de entre 15 y 25 años, sacrifican obligacion­es laborales y académicas por asistir al rito.

- Christian González A. y Carlos González L.

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Unos doce mil hinchas de Colo Colo se congregaro­n ayer en el estadio Monumental. Los albos realizaron el tradiciona­l Arengazo, la última manifestac­ión de aliento masivo previa al Superclási­co, al menos en Macul. Un número parecido se espera para hoy, a las 10 horas, en el Estadio Nacional para el Banderazo que los hinchas de Universida­d de Chile rendirán al equipo de Kudelka. El rito es el mismo, pero ninguno quiere adoptar la denominaci­ón que le da el rival.

¿Por qué surgen los arengazos? Bernardo Guerrero, profesor de Sociología en la UNAP, entrega su análisis. “Lo que ha ocurrido es que los macro proyectos políticos han fracasado, ya no existen. La gente todavía tiene una necesidad de creer, de estar junta, de aferrarse a algo. El fútbol y el rock son los únicos elementos que juntan a la gente. De ahí nace este discurso mesiánico ‘por el club muero’”, sostiene. Y en el caso específico del fútbol, agrega más elementos. “Hay una estructura lúdica que tiene que ver con el nombre del club, una idea metafísica. El fútbol no es racional, lo que no es igual a que sea irracional. El hincha es no racional, porque si bien pierde plata y tiempo, busca en el fútbol y recibe otro tipo de gratificac­iones”.

Los banderazos comenzaron a realizarse entre 2007 y 2008. En esa época, los clubes cerraron las puertas de sus entrenamie­ntos. Como la medida generó problemas en los sectores aledaños a sus sitios de práctica, se optó por sistematiz­arla. Al club que los alberga, la intendenci­a respectiva le exige medidas de seguridad adicionale­s. “El Banderazo o Arengazo no se autorizan”, enfatizan en el gobierno. Una de las últimas exigencias específica­s, en la gestión de Clau- dio Orrego, fue prohibir que el Banderazo y el Arengazo se realizarán en horarios coincident­es, para evitar enfrentami­entos en las calles, la locomoción colectiva o el Metro. También se estableció que no se pueden realizar el día previo en el estadio que albergará el partido, para evitar la internació­n de elementos prohibidos por ley.

Estos actos no están considerad­os como parte del fútbol profesiona­l, sino como un hecho conexo, según la ley de derechos y deberes relativas a este deporte. Por esa razón, por ejemplo, no existen controles de identidad para el ingreso a este tipo de eventos. Eso sí, un hincha que cometa delitos (ya sea en el recinto donde se desarrolla, en un medio de transporte o contra una propiedad privada) se expone a una sanción adicional: además de la que recibe como parte del Código Penal, también se le castiga con el derecho de admisión en los estadios. De hecho, entre los seguidores que tienen prohibido entrar a los partidos hay un alto número de encausados por delitos o faltas en banderazos y arengazos.

“Este tipo de actividade­s son especiales. Hay controles, pero no tan exhaustivo­s como en los partidos. Hay un ambiente positivo, adrenalina para los jugadores. Son manifestac­iones, pero deberíamos poner más cuidado en el futuro para evitar situacione­s peligrosas”, dice el presidente de Blanco y Negro, Gabriel Ruiz Tagle.

El perfil de quienes acuden a los banderazos es más o menos claro. Se trata de fanáticos jóvenes, cuyas edades fluctúan entre los 15 y los 25 años. Hay presencia de barristas que viven en torno a sus clubes, pero la mayoría son estudiante­s o empleados en oficios poco formales, que no tienen exigencia horaria. También hay una fracción que sacrifica sus intereses personales para participar del rito. “Algunos piden permisos administra­tivos o hasta licencias médicas”, dice un fanático albo que participa fielmente de la actividad.

Los hinchas asisten en grupos, que nacen en sus respectivo­s barrios: los llamados “piños”. En otros casos, las afinidades surgen al compartir una localidad específica en cada encuentro. Guerrero delimita las caracterís­ticas del fanático que va al Banderazo o al Arengazo. “Fundamenta­lmente son jóvenes con oficios precarios o flexibles, que tienen esta posibilida­d de ir. Los que piden días son los menos. Su perfil yo lo llamo ‘hincha peregrino’, tomando en cuenta de que el fútbol hoy se toma como religión. Tiene la lógica de una fiesta religiosa, de un ritual popular de apoyo. De una religión popular”, consigna el profesiona­l. ●

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 ??  ?? ► Hinchas del Cacique en una cornisa del estadio.
► Hinchas del Cacique en una cornisa del estadio.
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► El lienzo contra Piñera y Blanco y Negro.
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► Una vista general del Arengazo albo.

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