POLITIZAR SENTENCIAS, UNA MALA PRÁCTICA
SEÑOR DIRECTOR
Hace algunos años escribí un trabajo sobre la acusación constitucional a los jueces. Me intrigaba investigar y saber cómo podía destituirse a jueces superiores cuando éstos fueran posiblemente ignorantes, corruptos, venales o pusilánimes. O sea, cuando los invadiera cualquier defecto que afectara su misión esencial; hacer justicia, dar a cada cual lo suyo, en fin, ser los protectores de los derechos de las personas frente al poder estatal. Nunca, sin embargo, sospeché ni menos concluí en ese trabajo que fruto de solo una resolución, de una decisión judicial, pudiera llegarse al extremo de destituir a esos magistrados. Esa posibilidad, a mi parecer, la veda la Constitución, el régimen democrático y de separación de poderes que nos rige.
Lo que ocurre con la acusación constitucional promovida por parlamentarios socialistas y del Frente Amplio, en contra de tres jueces de la Corte Suprema, es contrario a todos los principios que auténticos demócratas debemos defender, su objetivo es confuso y lo peor, abre el espacio para el riesgo de pérdida definitiva de la autonomía e independencia de nuestros jueces.
Acusar a los jueces por sus decisiones jurisdiccionales es una irresponsabilidad y por una sola resolución, es una verdadera locura. Invito a nuestros parlamentarios a cuidar el estado de derecho. Nuestra democracia, la alternancia que ella muestra acerca de los titulares del poder, nos impone a todos la mayor responsabilidad.
El riesgo es evidente: que se va hacer costumbre “sacar” jueces izquierdistas o derechistas atendiendo solo a una o un par de sentencias que incomodan o respecto de las cuales por cualquiera razón se discrepa.
Eugenio Evans
Abogado constitucionalista