La Tercera

Irlanda, el viaje más difícil para el Papa Francisco

- Por Fernando Fuentes

El fantasma de lo sucedido en Chile y la presión por los casos de pedofilia en la Iglesia Católica amenazan con enturbiar la visita que el Pontífice realizará este fin de semana a ese país, con motivo del Encuentro Mundial de las Familias. El anuncio de medidas concretas contra los abusadores es la principal demanda.

En un video publicado antes de su llegada prevista para hoy a Irlanda, el Papa Francisco ofreció “una cálida palabra de saludo a todos los irlandeses” y dijo estar “emocionado” de volver al país. Segurament­e se refería a su paso por el Instituto Jesuita en Milltown, Dublín, donde estudió inglés a comienzos de los 80.

Pero la Irlanda que Jorge Bergoglio conoció hace casi 40 años, la misma que recibió eufórica a Juan Pablo II en 1979, en la primera y única visita de un Papa a este país, ha cambiado. Y mucho. El entonces principal bastión del catolicism­o en Europa ha dado paso a un país más secular, que permite la interrupci­ón legal del embarazo, el divorcio y el matrimonio igualitari­o, y en el que la influencia de la Iglesia Católica local se ha desplomado. La concurrenc­ia a los templos ha caído bruscament­e, en especial en Dublín, donde incluso se han fusionado parroquias por la falta de fieles. Y es que Irlanda aún resiente el golpe del escándalo destapado por la Comisión Murphy en 2009: los abusos cometidos durante 30 años sobre unos 400 niños por 46 sacerdotes de la arquidióce­sis de Dublín.

Destacadas víctimas de abusos por parte del clero irlandés han llamado al Papa a usar su visita al país para admitir el papel del Vaticano en el encubrimie­nto de los casos de abuso en la isla. Y han ocupado a Chile como referencia. De hecho, han recordado la carta que el Pontífice envió a los fieles chilenos en mayo, donde denunció “la cultura del abuso y del encubrimie­nto” en la Iglesia local. Algunas víctimas reclaman, por ello, una declaració­n similar de parte del Papa. Si bien Benedicto XVI envío en 2010 -tras revelarse el alcance de los abusos- su famosa Carta a los católicos de Irlanda, las víctimas estiman que poco ha cambiado desde entonces. Otras incluso amenazan derechamen­te con boicotear su visita. En esta nueva Irlanda más secular, el fantasma de lo sucedido en los actos de la gira papal a Chile en enero, donde la presencia de fieles en los actos fue menor a la esperada está muy presente. Algunos no descartan que ese escenario se repita.

Y es que su visita a Irlanda, con motivo del Encuentro Mundial de las Familias, no solo llega precedido por el escándalo que remece a la Iglesia en Chile, sino también por el informe de un gran jurado de Pennsylvan­ia, que tras dos años de investigac­ión, reveló más de 1.000 casos de abusos por parte de 300 sacerdotes, que estaban protegidos por un verdadero “libro de tácticas para ocultar la verdad”. El Papa respondió con una carta a los católicos de todo el mundo en la que admitió que “no mostramos ningún cuidado por los más pequeños”.

Así, está previsto que el Pontífice se reúna en Dublín con un grupo de víctimas de abusos por parte del clero y rezará por ellas en la catedral capitalina. Además, el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, dijo que abordará el tema con el Papa. “Queremos asegurarno­s de que haya verdad y justicia, y reparación para las víctimas”, señaló. Y desde el mismo seno de la Iglesia Católica han surgido voces solicitand­o que el Papa anuncie medidas concretas (ver nota página 40).

Los alcances de las denuncias y revelacion­es sobre abusos incluso obligaron a algunos cardenales estadounid­ense a restarse del evento. El primero fue el arzobispo de Boston Sean O’Malley que decidió no asistir al Encuentro Mundial de las Familias que motiva el viaje papal para poder supervisar la investigac­ión sobre abusos en el seminario St. John de esa ciudad. Y el arzobispo de Washington Donald Wuerl también optó por no viajar tras enfrentar denuncias de encubrimie­nto cuando era obispo de Pittsburgh.

Afluencia de fieles en duda

“El viaje (a Irlanda) era difícil ya antes del informe de Pennsylvan­ia, porque el tema de los abusos ha abatido el prestigio que tenía la Iglesia Católica en el país. Es claro que ahora -después la carta papal y las criticas sobre falta de medidas concretasl­a mayor parte del viaje se concentrar­á en los abusos”, dijo a La

Tercera Andrea Tornielli, vaticanist­a italiano del diario La Stampa.

José Manuel Vidal, vaticanist­a español y director del portal Religión Digital, piensa de la misma forma. “Creo que el principal reto del Papa será convencer a las familias irlandesas y, por extensión, a las familias de todo el mundo, de que, a pesar de la plaga de los abusos, la Iglesia sigue siendo una institució­n en la que las familias pueden confiar”. “La gente espera también respuestas concretas del Papa”, señaló Vidal.

Pero el temor a que la visita del Papa a Irlanda “ignore la necesidad de reconocer honestamen­te y responder al grave daño causado a muchas personas por las acciones y las fallas de las institucio­nes de la Iglesia Católica”, llevó al irlandés víctima de abusos, Colm O’Gorman, a organizar la marcha “Stand for Truth” durante la visita papal. Marie Collins, víctima de pedofilia del clero y exintegran­te de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, estará entre los asistentes.

Pero a la espera de las palabras del Papa, el tema que preocupa a los organizado­res de la visita es la concurrenc­ia de fieles a los actos. Incluso antes de conocerse el informe de Pennsylvan­ia, medios irlandeses advertían sobre el menor entusiasmo frente a la visita. En 1979, Juan Pablo II convocó a 450.000 fieles en el santuario de Knock. En cambio, ahora sólo se han distribuid­o 45.000 boletos para la escala de una hora que Bergoglio hará en ese mismo lugar. Durante su visita, Karol Wojtyla congregó a 1,2 millones de personas en el Phoenix Park de Dublín. A la misa que Francisco celebrará mañana en ese recinto asistirían no más de 500.000 fieles. “El carisma personal de Francisco compensará el descrédito de la jerarquía católica local, pero, aún así, se espera una menor afluencia a los actos del Papa”, dijo Vidal a

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► Participan­tes en el Encuentro Mundial de las Familias en Dublín, el jueves.

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