La tormenta perfecta de Trump: sexo, sobornos y “traición”
El exabogado de Donald Trump testificó que, por órdenes de su cliente, durante la campaña presidencial de 2016 pagó a dos mujeres para ocultar relaciones extramaritales que datan de 2006, un año después del matrimonio con Melania. Esto constituye un delito porque viola la ley de financiamiento electoral. El mandatario ve los dichos de Michael Cohen como una traición y estaría más frustrado que furioso.
Los amigos son los peores enemigos”, advirtió Frank Underwood en un pasaje de
House of Cards, no solo en referencia a la traición, sino al hecho de que en ocasiones son los más cercanos los encargados de decir lo que el otro no quiere escuchar. Algo similar le está pasando a Donald Trump, cuyo abogado y confidente por más de una década, Michael Cohen, lo tiene contra las cuerdas después de su testimonio ante la justicia, en el que implicó al Presidente en pagos ilegales a dos mujeres a cambio de su silencio durante la campaña de 2016, lo que constituye un delito por violar las leyes sobre financiamiento electoral.
Trump enfrenta una tormenta perfecta, que incluye historias de sexo, dinero sucio, hackers rusos, traiciones, maquinaciones, la caída de hombres clave de su círculo y un eventual impeachment. En la órbita de Trump, según The Washington Post, hay un creciente debate: “Algunos confidentes ven esta semana como un punto de inflexión inquietante, mientras que otros reconocen una serie de problemas que son molestos, pero no un peligro para quebrar a Trump”. Últimamente el mandatario ha comenzado a utilizar en sus tuits expresiones de mafiosos como Al Capone o John Gotti o de los personajes de Los Sopranos o de Los
Buenos Muchachos, al disparar contra sus “enemigos”, según The New York Times.
Desde que asumió la Casa Blanca en enero de 2017, Trump ha enfrentado múltiples crisis. Sin embargo, esta semana ha sido distinta a otros momentos caóticos de su administración. Por primera vez está en discusión un delito federal. Ocurre que Cohen testificó que, por órdenes de Trump, pagó US$ 150 mil a la exmodelo de Playboy Karen McDougal y US$ 130 mil a la exactriz porno Stephanie Clifford (más conocida como Stormy Daniels) para que no salieran a la luz supuestas relaciones extramatrimoniales de Trump, en 2006 y 2007.
Trump conoció a ambas mujeres poco después del nacimiento de Barron, su hijo con Melania. De acuerdo con el Times, el entonces empresario inmobiliario y famoso por el reality show The Apprentice, vio por primera vez a Stormy Daniels en julio de 2006, durante un torneo de golf, en el que también habría tenido una cita con McDougal. En una entrevista con
60 Minutes, de CBS, la exactriz dijo en marzo que ella y Trump tuvieron relaciones sexuales, pero solo una vez. También contó que recibió amenazas estando con su hija pequeña y que se sintió presionada para firmar un acuerdo de confidencialidad.
A su vez, McDougal habría mantenido un affaire con Trump que comenzó en 2006 y terminó en 2007. Trump contrajo nupcias con Melania en enero de 2005, relación que fue dada a conocer durante
The Apprentice. Todo esto era lo que se sabía hasta el testimonio que proporcionó Cohen. El abogado dijo que entregó sumas de dinero a McDougal y Clifford en los meses anteriores a las elecciones de noviembre de 2016.
Noticia “exclusiva”
El Presidente reaccionó vía Twitter y acusó a su exabogado de “inventar historias”. Más tarde, admitió que el dinero no provino de la campaña sino que de él y que no ve delito en aquello. El problema es que en abril pasado el mandatario dijo no saber nada del pago a Clifford. Pero la trama es aún más compleja, porque los documentos que han salido a la luz durante el proceso contra Cohen han expuesto al tabloide National Enquirer, ya que los sobornos a ambas mujeres se habrían hecho por esa vía.
De acuerdo con los documentos, consignados por The Associated Press, David Pecker, un viejo amigo de Trump y jefe de American Media, empresa matriz del National Enquirer, ofreció ayuda para impedir que se publicaran noticias negativas sobre el candidato republicano en 2016. Pero no solo eso. Aunque Stormy Daniels y McDougal acordaron recibir dinero a cambio de sus historias “exclusivas” sobre presuntos amoríos con Trump, finalmente el National Enquirer sepultó los relatos. Cuando Clifford vio que el dinero no le llegaba, amenazó con un acuerdo con otro medio y eso apuró el pago de Cohen. El tabloide comenzó a levantar la candidatura de Trump en 2010.
En su testimonio, el exabogado del mandatario admitió que aceptó realizar tratos con Pecker “en coordinación y por orden de un candidato a un puesto federal”, es decir, Trump.
A diferencia de otros escándalos, Trump ha mostrado un enojo moderado vía Twitter. En EE.UU. los Presidentes no pueden ser procesados por una corte federal, pero el caso podría llegar al Congreso para un eventual impeachment.
Hoy los republicanos tienen mayoría, pero el escenario podría cambiar tras las legislativas del 6 noviembre. En su momento, el juez Kenneth Starr demoró cuatro años en llevar a un juicio político a Bill Clinton.
“Si los demócratas recuperan la Cámara Baja el impeachment es muy probable. Una actividad, como obstrucción a la justicia, será suficiente para un juicio político”, advierte el analista Bill Schneider, autor de How America Became Ungovernable.
Trama rusa
En privado, según el Post, Trump ha dicho que Cohen lo traicionó. Varios asesores han revelado que en estos días el Presidente parecía más frustrado que furioso. O ambas cosas, porque el mandatario sí se ha descargado contra Cohen y en privado habría mostrado su decepción por el caso de Paul Manafort, su exdirector de campaña, que en una audiencia paralela a la del abogado, fue encontrado culpable el martes de ocho cargos por fraude fiscal y bancario.
“Me siento muy mal por Paul Manafort y su maravillosa familia. ¡Cacería de brujas!”, tuiteó Trump el miércoles. Si bien los cargos contra el exjefe de campaña no tienen que ver con el Presidente, el problema es que la justicia alcanzó a uno de sus hombres más cercanos. Pero más grave aún podría ser lo que ocurra en septiembre, cuando Manafort vuelva a tribunales para encarar un segundo juicio en Washington por conspiración para defraudar al Departamento del Tesoro y por no haberse registrado como un agente extranjero ya que en su momento prestó una millonaria asesoría al expresidente ucraniano Viktor Yanukovych (2010-2014). Más encima se ha revelado que Manafort tiene vínculos con oligarcas rusos que responden al Kremlin.
Manafort podría complicar aún más las cosas porque ese caso forma parte de la “trama rusa”, la supuesta conspiración entre la campaña de Trump y Moscú para perjudicar a Hillary Clinton en la contienda presidencial. Esto último es investigado por el fiscal Robert Mueller, quien espera poder entrevistar a Trump. “A los republicanos les será difícil argumentar que la investigación de Mueller es una cacería de brujas”, acota Bill Schneider.
“A los votantes de EE.UU. no les importan las infracciones del financiamiento de campaña, y Trump no estará en el voto. Pero si esos casos llevan a Manafort o a Cohen a proporcionar documentación del conocimiento previo de Trump sobre la interferencia rusa, eso tendría un impacto”, apunta Michael Cornfield, de la George Washington University.
La tormenta podría incluso empeorar una vez que el 11 de septiembre se publique Fear: Trump in the White House, del veterano periodista Bob Woodward, quien junto a su colega de The Washington Post, Carl Bernstein, destaparon el caso Watergate que le costó la Presidencia a Richard Nixon en 1974. Trump espera no correr la misma suerte.b