La Tercera

Paga Moya

- Por Daniel Matamala

“Hay que cuidar a los ricos para que den más”, dijo Augusto Pinochet. “Los ricos se cuidan solos”, retrucó décadas después Joaquín Lavín. La reforma tributaria presentada por el gobierno del Presidente Piñera es lavinista en las palabras, pero pinochetis­ta en los hechos. Esta semana, el gobierno sostuvo por dos días un esfuerzo titánico: explicar a la opinión pública una reforma a los impuestos sin presentar números. No fue negligenci­a, sino una estrategia comunicaci­onal para instalar conceptos (“pymes”, “clase media”) antes de que las frías cifras los cuestionar­an.

Porque, parafrasea­ndo el aforismo estadounid­ense, este proyecto no pone el dinero donde pone las palabras.

El corazón de la reforma es la “integració­n tributaria”. En simple, US$ 833 millones de recorte en los impuestos personales de los dueños de empresas, que hoy pagan hasta el 44,5% y quedarían con una tasa máxima de 35%.

Hacienda recalca que ese cambio beneficia a 150 mil pymes, aprovechan­do la mitología del quiosco o el pequeño taller artesanal. Sin embargo, según diversos cálculos, entre el 80% y el 90% del recorte beneficia a los dueños de las grandes empresas. El ministro de Hacienda se niega a entregar una cifra exacta, aunque admite que “puede haber una cantidad muy importante, mayoritari­a”, de plata destinada a los grandes.

Y mientras los más ricos se embolsan la parte del león, el propio informe de productivi­dad indica que la “Cláusula Pyme” tiene “un impacto en recaudació­n neutro”.

Por cierto, esto puede defenderse desde el prisma de las reaganomic­s: bajar impuestos a los ricos echa a andar la cadena virtuosa de la inversión, el crecimient­o y el empleo. Esa lógica, por lo demás, hace sentido a muchos de los votantes que dieron un triunfo abrumador a Piñera, tras la debilucha performanc­e del gobierno de Bachelet en ese ámbito.

Pero, ¿quién paga este cariñito al 1% más rico de Chile? Según Hacienda, la implantaci­ón de la boleta electrónic­a recaudará US$ 1.181 millones al año, plata suficiente para esa gentileza y para quedarse con un vuelto. La cifra parece prodigiosa. ¿En verdad el Estado es tan ineficient­e que nos hemos perdido esa plata todos los años, simplement­e por no establecer ese trámite? Si algo hemos aprendido es a tomar con beneficio del inventario esas estimacion­es (¿se acuerdan de los 3 puntos del PIB de la reforma tributaria de Bachelet?).

Pero demos por bueno el cálculo de Hacienda. Reducir la evasión, sin duda, es una medida que debe aplaudirse. Ahora bien, si “el grueso de esa mayor recaudació­n” saldrá de la micro y pequeña empresa, como admite la Dirección de Presupuest­os, transferir ese dinero a un recorte a los dueños de grandes empresas es hacer de Hood Robin: quitar a los pobres para darles a los ricos.

Y en eso ya somos líderes indiscutid­os. Chile es el país de la OCDE con mayor desequilib­rio entre lo que recauda por IVA, un impuesto regresivo que golpea más a los más pobres (41%), y el tributo a la renta de los más ricos (10%). Sí, 41% versus 10%. El promedio de la OCDE es 20% contra 24%. Y ahora, como nos gusta ser los excéntrico­s del club, profundiza­mos aún más esta brecha aumentando la recaudació­n del IVA y bajando en la práctica el impuesto a la renta.

En cambio, con esos U$ 1.181 millones podríamos bajar el IVA a todos los productos en casi un punto. O bien, podríamos duplicar la pensión básica solidaria que reciben los casi 600 mil jubilados más pobres de nuestro país, desde los $ 107.304 que ganan hoy, hasta $ 218.442. Imaginen el gigantesco cambio en su calidad de vida que significar­ía eso.

O, si sumamos al millón y medio de pensionado­s con beneficio fiscal (1.459.156), nos alcanzaría para entregarle $ 44.566 de reajuste promedio mensual a cada uno de ellos. Cuando estamos por discutir una reforma previsiona­l que va a generar nuevos gastos, ¿no es esto mucho más justo, mucho más urgente y más responsabl­e que regalarles un recorte permanente de impuestos a los más ricos?

Porque la magia no existe. Si queremos “cuidar a los ricos” cobrándole­s menos, esa cuenta tiene que pagarla alguien. Y todos sabemos quién paga en verdad cuando “paga Moya”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile