Desarrollo integral, crecimiento e innovación
El gobierno ha planteado alcanzar el desarrollo integral. Es un objetivo ambicioso que exige crecimiento, confianza en los mercados, inversión privada, apertura comercial, disciplina fiscal, un Estado moderno y reformas tributarias, laborales y ambientales.
Pero en el siglo XXI esta receta es insuficiente. Enfrentamos un escenario inédito con cambios tecnológicos exponenciales y una ciudadanía que demanda participar en las decisiones y los frutos del progreso. Podemos aprovechar la cuarta revolución industrial, impulsada por los avances en digitalización, inteligencia artificial, robótica, biología sintética, nanotecnología, energías renovables y otras tecnologías convergentes. Ello requiere una activa cooperación entre el Estado, las empresas y la sociedad civil para aunar esfuerzos en metas comunes.
Hay que apostar a la innovación y el emprendimiento. Fruto del esfuerzo de varios gobiernos contamos con un ecosistema que trasciende fronteras. La efervescencia emprendedora atrae a jóvenes e inversionistas de capital de riesgo, pero es necesario diseminar los esfuerzos a regiones y proyectarlos al extranjero para superar el pequeño tamaño de nuestro mercado.
Se debe fortalecer la educación para la nueva economía, teniendo presente que gran parte de los empleos actuales dejarán de existir. El sistema educativo tiene grandes falencias, especialmente en el ámbito técnico profesional. Se necesita apoyo financiero a los alumnos de menores recursos y más vinculación entre los centros formativos y la industria.
Hay que habilitar la infraestructura física con inversiones en sistemas de transporte, telecomunicaciones, servicios urbanos, recursos hídricos y energéticos. Especialmente necesarias son las redes para implementar el 5G y posibilitar el flujo masivo de datos asociado al desarrollo del internet de las cosas.
Se necesita mayor esfuerzo en I+D. El desafío es triple e implica aumentar la proporción del producto destinado a dicha actividad, el porcentaje que proviene del sector privado y el que se destina a investigación aplicada en áreas de gran impacto potencial, incluyendo las que otorgan a Chile un carácter de laboratorio natural (energía solar, astronomía, biología de ambientes extremos, desastres naturales), minería verde (cobre, litio, cobalto), acuicultura, alimentos, ciudades inteligentes, electromovilidad, blockchain, salud y servicios.
El desarrollo integral exige crecimiento, colaboración sistémica y un fuerte impulso a la innovación, el emprendimiento y el desarrollo tecnológico.